El Fidel Castro del llano y de la sierra, el hombre al que intentaron asesinar más de 600 veces y resistió el embate de 11 administraciones de los Estados Unidos, fue recordado con una gala cultural en la Plaza de Armas de Baracoa, justo el día en que cumpliría 93 años.
Sus palabras, su fe en el progreso que no se basaba en sueños sino en trabajo y voluntad política fueron evocados durante la velada, que acogió a cientos de baracoesos –liderados por sus principales dirigentes- en el marco de las celebraciones por el Aniversario 508 de la fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa.
El pueblo asiste y recuerda. Entre el auditorio, seguro más de uno le siguió los pasos en alguna de las cinco veces en que el Líder pisó tierra baracoesa, y la vio cambiarse los harapos de Cenicienta para ser lo que hoy, una tierra donde la prosperidad se abraza a la belleza.
Sus pasos se sintieron en actos, como aquel campesino del 21 de junio de 1959 con la Revolución casi recién nacida; y montañas, ahí donde el campesino supo por fin cómo se sentía ser tenido en cuenta y con ese ímpetu fue ganando terreno –literalmente, incluso, Reforma Agraria mediante.
El 29 de enero del año siguiente llegó hasta La Rusa, el hotel de la mujer acomodada que echó su suerte junto a la de la Revolución, a pesar de pasados y suspicacias, y en 1966, sintió como se le henchía el pecho de eterno verdeolivo mientras recorría la obra descomunal de La Farola.
Los sucesos de Punta de Silencio –el ataque rastrero que costó cinco vidas- lo llevó hasta Maisí y de allí, de regreso a Baracoa. De esos días, se recuerdan sus palabras, el tono airado ante la cobardía, su capacidad para estar donde era más necesario.
Su presencia, de hecho, fue el espíritu de la noche, y así lo vio Radio Baracoa. Así lo cuentan los Agradecidos –también nombre de la gala-, esos que ovacionaron a los bailarines del conjunto Sabor Caribeño que interpretaron la coreografía Gracias por todo, Fidel y se quedaron por más.
Así lo evocan, todavía, los que cantaron junto al trío Imagen la canción de Raúl Torres Cabalgando con Fidel, y agradecieron luego, en silencio conmovido y cómplice, el estreno del tema A mi Comandante.
Un día nuevo de evocaciones vendría: la Gala por el Aniversario 508 de la fundación de Baracoa –en la noche de este 14 de agosto, vísperas del día fundacional- con la historia contada desde las carabelas, desde el Adelantado Diego Velázquez plantando cruz y bandera, desde la Baracoa platanera y acosada, hasta esa otra de años de olvido y de desidia que liberaron los hombres de la Columna 18, el 27 de diciembre de 1958.
En esa Gala, también Fidel está. En el cambio. En los miles de médicos graduados desde entonces, en la carretera nueva, en la Universidad que también cruzó lomas para asentarse allí, entre la brisa del mar y las construcciones vetustas que sobrevivieron a todos los tiempos.
En los que estuvieron y en los que no. En los que reconocen el cambio y en los que la experiencia de la poca vida no le da margen a las comparaciones. Está y estará en esa tierra, que todavía es, sino la más, de la más hermosa cosa que ojos humanos hayan visto.