La cotidianidad siempre invita a reflexionar, pero cuando en la vida los pensamientos se dinamitan sobre la contradicción con estipulaciones que protegen a los ciudadanos, el asunto se complica y cualquiera puede experimentar una sensación de impotencia.
Sucede así con quienes se preguntan qué ha pasado en Guantánamo con la Resolución 54, sobre las indicaciones para la organización y ejecución de la Protección al Consumidor en el sistema de comercio interno.
Tras todo el debate que generó la disposición en sus inicios, todavía quedan espacios donde se lamentan debilidades institucionales en la provincia, que no respaldan el cumplimiento de la letra que desde el pasado año, insiste en garantizar productos y servicios de mejor calidad, así como el respeto a los derechos de quienes optan por ellos.
Dolió ver, por ejemplo, que el restaurante La Bodeguita de Paseo, sito en Avenida de los Estudiantes entre Luz Caballero y Carlos Manuel funcionara normal el 8 de octubre sin ofrecer agua a los comensales para mitigar la sed y que alguien de allí propusiera la cerveza como alternativa. Todo justificado con la escasa capacidad del centro para almacenar el vital líquido, pero no importó el incompleto servicio.
Episodios como los anteriores burlan el derecho del consumidor a recibir productos y atenciones que cumplan con los requisitos de calidad, insumos y seguridad establecidos, tal como se refrenda en el esperanzador documento que salió a la luz en el 2018.
Por si fuera poco, los hechos que contradicen la letra de la Resolución, independientemente de dejar el amargo sabor de la insatisfacción, también manchan la imagen de los centros gastronómicos donde se vulneran las garantías de los clientes para recibir la atención que merecen.
Válido analizar también la publicidad que se construye sobre las ofertas de determinados establecimientos, que muchas veces se vuelven precisamente eso, solo publicidad, y poca correspondencia con lo que llega al cliente. Sobre esa contradicción habla la cubierta de la carta de la Pizzería La Veneciana, que deja con más deseo que satisfacción al visitante.
Reparo sobre este hecho porque recibir protección contra la publicidad comercial falsa o engañosa es algo que establece la Resolución 54, y hay que ser cuidadoso con la promoción pues puede generar una motivación en el cliente que al final no se corresponda con lo que termina en sus manos. De tal forma el estado de opinión se vuelve un precio con que también se paga la oferta.
La correcta relación calidad-cantidad-precio es una de las mayores inquietudes entre la población, una Instantánea publicada en este periódico el 8 de noviembre denunciaba la mala imagen y textura del cake de nata subyemado del mercado ideal el Zunzún, pero al parecer los ojos de los clientes notan lo que no ven los encargados de la venta, y este es solo un ejemplo.
Por otra parte no todas las entidades de comercio en el territorio cuentan con el área destinada a la comprobación del peso del producto. Ante las debilidades la población se siente impotente al salir del mercado, incluso en las propias carnicerías o bodegas donde también se teme el riesgo de ser timado.
Lo peor es que ante la desprotección, las personas terminan acostumbrándose, se pierde el optimismo a pesar de las normas creadas para fortalecer la esperanza de recibir lo que uno merece como consumidor. El dolor se multiplica si pensamos que además de un precio, a veces cuestionable, nos pasan factura con el maltrato y la violación a nuestros derechos.
La cultura del buen servicio es todavía un reto y reclamo tanto en la oferta estatal como en la privada, porque la Resolución 54 está dirigida a ambas formas de gestión, e incluso a veces la población exonera al cuentapropista sin pensar que este, una vez abierto su negocio, también debe acatar las regulaciones que velan por calidad y garantías para los consumidores.
El asunto demanda la creación de mecanismos de control sistemáticos por parte del sistema empresarial de comercio, para chequear algo tan sensible como los tan necesarios servicios que prestan las instituciones de este sector, pues las inquietudes pululan en las calles, y lo que nos toca como clientes tiene respaldo en una resolución con la que hay deudas en materia de respeto.