Imprimir

condón2a 1024x701Melissa desearía poder utilizar preservativos. Su cuerpo necesita sexo, y tenerlo de manera segura, siempre. Lo último, asegura, le quita “preocupaciones o andar con el calendario en la mano”.

Siendo precisos, le quitaría preocupaciones, porque la realidad es que, en los últimos meses, siempre anda preocupada, pues en las mismas farmacias y centros de salud donde se promociona el uso del condón y los métodos anticonceptivos, no hay ninguno de los dos o, por lo menos, no de manera suficiente.

 

“Que se hable de afrontar las ITS con preservativos, y que no haya para comprarlos a un precio módico, me da gracia aunque no es chistoso. Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que se resuelva el problema”, replica la joven.

 

El suyo no es un reclamo nuevo, ni único. En los últimos meses, hay una deficiencia marcada de métodos anticonceptivos -condones, pastillas, inyecciones…- en todo el país, que reducen o dejan sin posibilidades de tener relaciones de manera responsables a las personas sexualmente activas.

 

Ante la falta de un mercado formal y ordenado, la “candonga” virtual toma protagonismo y los numerosos grupos de compra y venta, algunos de ellos bajo el nombre de Revolico, se convierten en la casi única opción para adquirir tanto condones como métodos anticonceptivos, y abortivos.

 

En una encuesta reciente con estudiantes de la enseñanza preuniversitaria, la opinión general fue que era muy difícil adquirir métodos anticonceptivos y, sobre todo, costoso. Un condón, en dependencia del tipo y el tiempo, puede costar hasta 50 pesos, y las pastillas anticonceptivas, “lo que quiera el vendedor. Hay que ajustarse con ellos. No hay de otra”, explicaron.

 

Lo anterior tiene varios problemas. Al incrementarse los precios, se reduce la accesibilidad de las personas más desfavorecidas, pero también supone un nivel no despreciable de riesgo al consumir, sobre todo en el caso de los fármacos, a medicamentos no regulados por el sistema nacional de salud.

 

De manera general, se quiebra la necesidad del ser humano de desear y ser deseado, y vivir una sexualidad plena, con placer seguro y saludable, con todo lo que lo anterior implica en el plano personal, y social.

 

Sin condones accesibles, no tiene efecto suficiente la voluntad expresa del país de promover las relaciones protegidas para reducir la incidencia de las infecciones de transmisión sexual (ITS) y el VIH/SIDA, que es además uno de los compromisos de Cuba con los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

 

De hecho, la Doctora Deglis Luciano, jefa del Programa de ITS, confirmó el incremento de estas enfermedades sobre todo entre enero y octubre, con acento en el síndrome de flujo vaginal, que reportó el mayor número de casos; la sífilis y el virus de inmunodeficiencia humana.

 

Al mismo tiempo, se incrementan los embarazos no deseados y, con ellos, las cifras de abortos oficiales -la mayor de los dos últimos años- y extraoficiales, con el riesgo de esterilidad que implica y los problemas para la salud reproductiva de las mujeres, en general, en un país que lidia con la baja fecundidad y el envejecimiento de su población.

 

Entonces, la pregunta es el cuándo, y vuelven a resonar las palabras de la chica que motivó este comentario: ¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que se resuelva el problema? La verdad, es urgente.