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Rivas contra las adiccionesLa triste realidad de las adicciones cada vez ocupa más espacio en las redes sociales, que por estos tiempos hablan de una droga nueva, altamente adictiva, de mayor riesgo de intoxicación, y potencialmente más peligrosa: el químico.

Sobre el tema, en la Mesa Redonda, de la Televisión Cubana, el pasado mes de agosto, el coronel Juan Carlos Poey Guerra, jefe del Órgano Antidroga del Ministerio del Interior, alertaba sobre la compleja situación del consumo de estupefacientes a nivel mundial, y que nuestro país no estaba exento del flagelo, a pesar de la política de Tolerancia Cero.

Poey Guerra, en ese y otros espacios que divulgan el férreo enfrentamiento al tráfico y consumo de estupefacientes, declaró que ya se han identificado en Cuba 45 tipos de cannabinoides, de los 250 que circulan globalmente en diversas presentaciones.

De acuerdo con el jefe del Órgano Antidroga las nuevas sustancias adictivas de rápida efectividad (cannabinoides sintéticos, la metanfetamina, los opioides, el fentanilo…) son 50 veces más potentes que la heroína.

Es oportuno aprovechar todas las acciones educativas para hablar no solo de la peligrosidad de las drogas mencionadas, sino también del aumento del consumo de las denominadas “legales“ como el tabaco y el alcohol. Y es que a la vista de todos y en

cualquier sitio estas se consumen y no solo por adultos, también por adolescentes, y hasta en sus propias viviendas delante de padres incapaces de poner orden, trazar conductas y educar sobre los negativos efectos de los vicios sobre la salud.

Las falsamente llamadas drogas blandas, no serán tan letales a corto plazo como el químico, pero a la larga son tan mortales como las nuevas sustancias adictivas. El alcohol, por ejemplo, daña el hígado, el sistema nervioso mientras el tabaco afecta los pulmones, el sistema respiratorio, la circulación periférica y puede llevar hasta la amputación de miembros inferiores.

El alcohol es responsable de los cambios conductuales, y el tabaco, digo más, contiene infinidad de sustancias nocivas como la nicotina, de efectos sicoactivos; los alquitranes ocasionan cáncer; el monóxido de carbono dificulta la distribución de oxígeno a través de la sangre, provoca bronquitis, arritmia, taquicardia, trombosis, infarto del miocardio…

Es permanente la diversificación de las acciones preventivo-educativas contra las drogas, así como el combate sin cuartel contra los traficantes.

Aunque consumir drogas es decisión personal, se torna un problema colectivo, y a padres y tutores les corresponde impedir, a toda costa, que los hijos caigan en el abismo de las adicciones: ofrecer un espacio seguro y de confianza en el hogar, donde no haya cabida para el miedo y la inseguridad; transmitir valores, propiciará, en un ambiente sano, crecimiento y desarrollo plenos de los individuos desde edades tempranas de la vida.