Este 8 de enero el pueblo cubano recuerda la entrada de Fidel Castro Ruz y la Caravana de la Libertad a La Habana, que 63 años después sigue siendo uno de los hechos más transcendentales en la vida de muchísimos cubanos.
La Caravana de los Barbudos, integrada por las tropas del Ejército Rebelde, que desde Oriente llenaba de luz los corazones cubanos, partió en la madrugada del 2 de enero rumbo a La Habana. Habían salido desde Santiago de Cuba, por el camino viejo de El Cobre, luego tomaron la Carretera Central hasta Palma Soriano, y de ahí continuaron recorrido hacia la capital del país.
Durante todo el trayecto el pueblo saludaba a los victoriosos combatientes de la Sierra Maestra. Los pobladores se lanzaban alegres a las calles, para esperar a aquellos hombres de verde olivo que se habían sumado a la lucha contra la sangrienta tiranía. Aquella histórica tarde del 8 de enero de 1959, hizo su entrada triunfal a La Habana la Caravana de la Libertad, comandada por Fidel Castro Ruz.
Risas, saludos, gritos de ¡Viva! se escuchaba en las calles. Cientos de banderas cubanas y del Movimiento 26 de Julio ondeaban con la brisa invernal de ese día de victoria y libertad. Hubo lágrimas de emoción, y evocación por quienes no pudieron ver el triunfo del Ejército Rebelde. Sonaban las sirenas de los barcos anclados en el puerto, el ruido de las bocinas de los autos inundaban la ciudad y, junto a los silbatos de las fábricas, fueron disparadas 21 salvas por la Marina de Guerra.
En los parques y balcones agitadas manos de hombres, mujeres, ancianos, niños de todo un pueblo acompañaban el recibimiento de la columna guerrillera. Palomas, como emblema de la paz volaban augurando otro porvenir para la Patria, y simbólicamente, una de ellas se posó en el hombro de Fidel cuando hablaba al pueblo: “Una de las ansias mayores de la nación, consecuencia de los horrores padecidos, por la represión y por la guerra, era el ansia de paz, de paz con libertad, de paz con justicia, y de paz con derechos,” expresó el Comandante en Jefe en esa ocasión.
“La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo será más difícil”, dijo Fidel al dirigirse al pueblo.
Posteriormente, en el acto en el cuartel Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad, junto a los habaneros, la honestidad y el compromiso con el pueblo marcan sus palabras cuando dijo: “Se ha andado un trecho, quizás un paso de avance considerable”.
En otro momento de su alocución, el Líder de la Revolución plantea su confianza en las masas, cuando dijo: “Si a mí me preguntaran qué tropa prefiero mandar, yo diría: prefiero mandar al pueblo, porque el pueblo es invencible. Y el pueblo fue quien ganó esta guerra, porque nosotros no teníamos tanques, nosotros no teníamos aviones, nosotros no teníamos cañones, nosotros no teníamos academias militares, nosotros no teníamos campos de reclutamiento y de entrenamiento (…). El pueblo, el pueblo ganó la guerra. Esta guerra no la ganó nadie más que el pueblo (…)”.
Con la llegada de la Revolución cubana se inicia una serie de transformaciones sociales, políticas y económicas en beneficio del pueblo, que aún continúan su ejercicio, pese al duro bloqueo impuesto por Estados Unidos contra la Isla.
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