espuma contra incendiosEl uso de la espuma constituye una de las estrategias más frecuentes en la actualidad para combatir los incendios.

Su creación se atribuye al químico e ingeniero ruso Aleksandr Loran, a principios del siglo XX, quien estaba impresionado por la voracidad del fuego provocado en la industria petrolera y quiso encontrar una forma de controlarlo.

A través de la combinación de varias sustancias, entre las que se incluía el sulfato de aluminio y el bicarbonato de sodio, obtuvo la espuma contra incendios, que fue probada exitosamente de 1902 a 1903 y patentada en 1904.

Varios científicos se encargarían a partir de entonces de incorporar nuevos ingredientes que la hicieran aún más efectivas ante las llamas.

A groso modo, la espuma contra incendios o espuma antincendios, es una sustancia diseñada para enfriar el fuego y revestir el combustible, evitando su contacto con el oxígeno e impidiendo la combustión.

Según la literatura especializada existen varios tipos de espumas contra incendios.

Las de Clase A, por ejemplo, fueron desarrolladas a mediados de la década de 1980 para combatir incendios forestales. Se caracterizan por disminuir la tensión superficial del agua, permitiendo su mayor penetración y saturación de los combustibles.

En tanto, las de Clase B, están diseñadas para combatir incendios provocados por líquidos inflamables.

También existen espumas proteicas (que contienen proteínas naturales que las hacen biodegradables y aunque se esparcen con mayor lentitud, proveen un manto espumoso que dura más), y las espumas sintéticas, las cuales muestran un patrón de extensión más rápido sobre la superficie de fluidos a base de hidrocarburos y pueden extinguir las llamas con mayor velocidad, aunque en algunos casos resultan tóxicas para el hombre y las aguas subterráneas.

Cada tipo de espuma contraincendios posee una o varias aplicaciones, en dependencia del origen y las características del incendio.

Entre sus múltiples ventajas está que resultan visibles desde cualquier lugar, lo que ayuda coordinar mejor las acciones contra fuego.

Por otra parte, pueden adherirse a la superficie para ralentizar o detener las llamas, facilitando la penetración del agua, y enfriar la temperatura superficial, lo cual ayuda a reducir la reavivación del fuego y mejora la habilidad extintora del agua.

Otra de sus ventajas es que reducen la cantidad de agua a utilizar.

Unido a esto, forman una especie de barrera temporal que contribuye a reducir la dispersión de las llamas. Algunos especialistas explican que la espuma funciona como una sábana para cubrir las llamas del oxígeno del ambiente, con el propósito de «ahogarlas».

Tomado de Granma

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