Hola, amigas y amigos de Contigo. El amor anda de fiesta en estos días, busca calor, arrullo, se arremolina en los días nublados en los que rebusca la pureza en sí mismo. Flota en el aire, en la reconciliación y las gracias de nuestras familias por un año más, ahora que el fin de 2014 se acerca...
Nosotros, como siempre, seremos una vez más sus cómplices. Las voces, la de un poeta consagrado, uno de los escritores más grandes de nuestra América, y la de una aprendiz que trenza los versos y los regala al ciberespacio. Dos líricas, dos caminos, dos talentos, por un sentimiento que, a pesar de quien le cante, siempre es el mismo.
El breve amor
Con qué tersa dulzura
me levanta del lecho en que soñaba
profundas plantaciones perfumadas,
me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en el espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente,
para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiéndose en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo...
¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?
Julio Cortázar
Desnúdate para mí
Despójate de todo. Si tienes miedo, yo también. No importa. Imaginemos que vamos solo dos, que no hay espacio para más, y lánzate.
Precipicio abajo.
En caída libre lánzate.
No prometo estar para esperarte cuando concluya la caída. No sostendré tu cabeza a tiempo para evitar se haga mil pedazos sobre el suelo.
Toma el riesgo. Saca tu ajedrez y empecemos la partida más cruenta en la historia de dos desconocidos. Sin permitir que mi dama abandone su estrategia o que tu rey se deje rendir. Pelea hasta el final, hasta que no haya sobre el tablero más que los dedos sosteniendo la última jugada.
Deja todo lo demás fuera de este espacio. No es una fiesta de amor. No es un poema, pero te invito a que vengas desnudo, desgarrado, en los huesos, con las heridas y los brazos abiertos, sin corazón o con él, no me importa. Me importa que vengas, que te traigas.
Te quiero lanzado, estrellado, deshecho, con el trozo de sentimiento que te quede o sin él.
No prometo estar. No para siempre. No hasta el happy ending. Yo solo prometo lo que puedo cumplir. Y eso es que también vendré desnuda a perder la guerra, a que me abracen los fuegos, a apostar el todo o nada de mis vagos retos de alma corroída.
Rosana Bergara (tomado de su blog Yo me mi pero contigo)