hijos bernardaLa pieza aborda las relaciones machistas al interno del seno familiar y la discriminación sexual.

Danza Libre inició el 2022 con buen ritmo. Estrenos de fin de año (como Parasomnia), un colectivo técnico artístico estable, a pesar del déficit de bailarines, y un acertado trabajo promocional, en redes sociales y medios tradicionales, validan el proceso de transformación positiva de la compañía, que el próximo 26 de enero arriba al aniversario 32 de fundada. 

 

Para celebrar el cumpleaños de la agrupación madre del movimiento profesional danzario en Guantánamo, el colectivo prepara una novedosa propuesta coreográfica; la primera gestada por el joven director Elio Oreste Reina Figueredo, con un estilo contemporáneo en el grupo.

Se trata de la pieza Los hijos de Bernarda, cuyo estreno está previsto para el domingo, 30 de enero, a las 8 y 30 de la noche en el Teatro Guaso.

“Una historia real, que me tocó de cerca”, comenta a Venceremos Elio Oreste, refiriéndose a la obra en la que intervienen los talentosos bailarines Susana Larrazábal Vancol (Bernarda), Ríder Pérez Milán (hijo menor), Keyler Pérez Robert y el propio Elio, estos últimos completan la familia y el elenco.

Pinceladas necesarias

Los hijos de Bernarda no constituye, ni comparte semejanza alguna con el clásico texto de la literatura escrito por Federico García Lorca, eso es algo que hay que dejar claro. De él apenas se toma como referente la figura matriarcal, -así lo explica Elio-. Bernarda es una mujer dominante, imponente, moralista, machista ante todo, que sobrepone los principios y criterios personales por encima de su propia felicidad, y de quienes la rodean.

La trama se centra en personajes verídicos, entre ellos, una mujer, de esas que les ha tocado criar por sí solas a sus hijos, y en cuyo afán por demostrar, o demostrarse a sí misma, que es capaz de erigir una familia decorosa suele olvidar la importancia de vivir libremente, sin estigmas, miedos, prejuicios…

Con Los hijos de… se retrata mediante la danza un entorno familiar agreste, cruel, intolerante, en el que prima, al inicio, la exclusión por encima del respeto. ¿El origen del conflicto?, un hijo con preferencias sexuales diferentes, o más bien alejadas del canon de la heterosexualidad.

Según Oreste Reina, la recurrencia a la familia, es en sí misma un simbolismo, porque las relaciones y conflictos que emergerán ante el espectador, suelen ocurrir en la cotidianidad, entre padres e hijos, estudiantes, compañeros de trabajo… la discriminación es un problema social que rebasa lo meramente sexual, atacando cualquier indicio de singularidad.

En el clímax de la obra, el público se estremecerá con los maltratos físicos y verbales de la madre, al punto de querer expulsar de casa a su pequeño “árbol torcido”, por suerte, o más bien por intención del autor de la puesta en escena, al final el amor prevalece, frente a la furia intolerante, y sobresale ese mensaje principal, que aboga por el respeto a la diversidad y vivir en armonía.

Del montaje y otros detalles

Elio Oreste Reina Figueredo es de quienes prefiere apostar por coreografías más coloridas, folklóricas, aunque sus cualidades como danzante le sirven para asumir cualquier rol. Con Los hijos de Bernarda, hizo una apuesta a ciegas. Le apasionaba la idea y también al colectivo de intérpretes que le siguió.

Confiesa que hace dos años “cocinaba” la obra en la mente, como alternativa al déficit de bailarines (la obra está compuesta por cuatro sujetos). El proceso se detuvo cuando el artista principal partió al Servicio Militar, pero la participación de Danza Libre en el proyecto de colaboración internacional JUNTARTE, de la Asociación Hermanos Saíz, dio la oportunidad para retomar todo en 2021.

La iniciativa incluyó varios cursos sobre la inclusión social, la diversidad sexual, el respeto a los otros y sus formas de vida, y como resultado final exigía un producto que abordase todas las cuestiones y experiencias aprendidas.

Según cuenta Oreste Reina, inicialmente conformaron el reparto dos invitados foráneos, Yoilan Magdariaga, del Folklórico de Oriente, y Erick Nazir, de Las Tunas, quienes tras seis intensos días, con ensayos de 8:30 am a 10:00 pm lograron acoplarse de forma fenomenal al conjunto. Mas, devuelta al Guaso, se hicieron nuevos ajustes y ya está listo para el estreno, acompañado por la música de varios autores contemporáneos, además de un diseño de luces y vestuario a tono con la psicología de los personajes y el contexto.

Tras la presentación de Los hijos de Bernarda en La Habana, como proceso creativo, la crítica especializada elogió el montaje y la idea, también realizó recomendaciones, que sin dudas enriquecieron la pieza, ahora solo resta comprobar los cambios, y disfrutar la interesante oferta artística, fruto del intenso trabajo en cuerpo y alma de Danza Libre.

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