arte medio ambienteYeni imparte los talleres de creación en la sede de la piscina del Caribe.

En la zona Norte de la ciudad de Guantánamo la artesanía se ha vuelto imprescindible para la gente. Niños y adultos se apropian de cualquier elemento (natural o artificial) que encuentren en su camino para dar forma a las más hermosas figuras, vestuarios, objetos decorativos y utilitarios del hogar. ¿Qué los impulsa? el proyecto: Artesaneando con Yeni, que pondera el arte como instrumento eficaz para sanear el medio ambiente. 

 

Se trata de una idea gestada por la artista Yenercy Ramírez Ramírez en el Reparto Caribe, específicamente en la comunidad ubicada en 1 Oeste entre 15 y 16 Norte, desde el edificio 195, donde pequeños de cuatro a 15 años de edad se forman en la cultura del reciclaje y las artes plásticas al reutilizar materiales como pomos, nylons u otros desechos sólidos.

Justo después de la escuela, unos 40 niños del área Norte (hasta la comunidad de San Pedro) y otros 65 en el Reparto Obrero, se citan dos o tres veces a la semana para aprender y limpiar su entorno de agentes contaminantes, que luego transformarán con ingenio en manualidades.

“Ello contribuye al desarrollo temprano del cerebro de los pequeños al adquirir habilidades artísticas que sirven para la vida personal y profesional. Igualmente, les fomentamos la conciencia ambientalista, que es nuestro fin principal” –explica Ramírez Ramírez, devenida promotora cultural, pues en su proyecto mezcla danza, moda, teatro y baile para complementar espectáculos que han recorrido el Guaso y han llegado hasta la provincia de Santiago de Cuba.

Del molde al hecho

 

Artesaneando con Yeni germinó en 2013 como alternativa ante una problemática que aquejaba al Consejo Popular Caribe.

"Había muchos desechos sólidos. El mercado, la shopping, la bodega, y la gente solía acumular nylon, cartones de huevo, plásticos y todo aquello que denigraban la imagen urbana. Entonces se me ocurrió la idea transformar aquellos desperdicios en algo útil y atractivo. Pensé de inmediato en los niños, porque así podría lograr que se enamoraran del reciclaje como método para proteger nuestro entorno –comenta Yenercy Ramírez.

 

“Empecé con siete niños en el paso de escalera de mi edificio. Pintábamos, hacíamos maquetas, esculturas con papel maché… aún quedan vestigios de aquellas obras iniciales como adornos en las paredes del inmueble. La iniciativa gustó mucho y hoy tengo una matrícula de 37 infantes en el Caribe y 65 en el Reparto, estos últimos son una rama recientemente creada”.

arte medio ambiente2Obras hechas por los niños usando flores, hojas y semillas de maíz.

Casi 10 años lleva Yeni moldeando en las nuevas generaciones el amor y respeto por el medio ambiente y la artesanía. Varios han sido los muchachos que bajo su guía crearon piezas para concursos y eventos, en los que sobresalieron por la destreza, creatividad y novedad de las inventivas.

“Hoy quedan solo dos niños fundadores, están en octavo grado y aunque casi tienen 15 años no quieren desvincularse del proyecto. ¿Por qué? Pues porque aquí aprendieron a cantar, bailar, modelar… son felices y lo agradecen.

“A mí me gusta montar vestuarios con viejas cintas de casetes, nylon, papel, y mi hermana Yaneiris Ramírez, bailarina de Danza Fragmentada, monta las coreografías. Armamos una suerte de performance”.

 

Subraya la instructora-artesana que con los shows montados en familia se mueven por escenarios de la Casa de Cultura RubénLópez, escuelas, barrios, parques, la sala Campanario, el teatro Guaso, la ludoteca Ismaelillo… donde muestran sus logros, que son aplaudidos por padres y el público en general, incluso, han merecido el reconocimiento de personalidades como la cantautora Lidis Lamorú, con quienes compartieron presentaciones en el verano de 2017.

Vital para Artesaneando… resulta el aporte de los padres, quienes recogen en las carnicerías, fuera de las tiendas, alrededor de casa y hasta en el trabajo, todo cuanto pueda ser reutilizable y lo llevan a la casa de la innovadora Yeni.

“Hemos hecho trajes con todo tipo de recursos: estuches de tubos de jamonada, bolsita de leche, papel cartucho con adornos de blísters de medicamentos y quedan divinos -apunta Ramírez Ramírez- y aunque son piezas solo para exhibirse, tienen un enorme valor, pues ayudan a equilibrar el ecosistema natural. Las actividades sirven, a su vez, de recreación sana a nuestros niños y adolescentes”.

Los niños hablan

 

Mayerlia Matos Ponce tiene nueve años, y de ellos solo uno en el proyecto, pero siente que pudiera quedarse en él para siempre.

“Es muy bonito, aprendo sobre arte, dibujo la naturaleza de mi país, bailo merengue y conga, juego, y a mi familia le gusta verme actuar. También está conmigo mi hermanita de seis años, Margaritania. Las dos modelamos y participamos en las coreografías de Yeni”, dice mientras porta uno de los trajes que suele usar en escena, hecho con cintas de casete de video.

María Carla Fernández Figueredo, prefiere hablar de los viajes a la ciudad Héroe, donde estuvieron en la playa, el parque Baconao y el Acuario. Muchos nunca habían ido antes y fue una suerte de premio a quienes se habían destacado en el proyecto, sin descuidar los deberes escolares.

“Desde hace dos años estoy con Yeni. Aquí aprendí artes marciales y también obtuve el segundo lugar a nivel provincial en el concurso De donde crece la palma, con una pintura de Fidel con su escopeta en la Sierra Maestra . Hago origami y pronto realizaremos una exposición con faroles, flores, mariposas que hicimos juntos a los del vecindario”, expresa la pequeña de 11 años.

Ruth Denis Ramírez Ramírez también desarrolla su talento artesaneando con Yeni. Desde los ocho años, cuando supo de la iniciativa por una amiguita en el barrio, se ha vuelto de las más activas en el grupo de infantes.

“Aquí me enseñaron a pintar con elementos raros como las hojas y decorar paisajes, personas o animales. Me gusta mucho la técnica de la naturaleza muerta y una de mis obras Mi casita en el campo, obtuvo el primer lugar de la cuarta edición del concurso Soy Feliz, que auspicia la Casa de Cultura”, significa orgullosa Ruth Denis y muestra la pintura hecha con retazos de tela, piedras, pétalos y otros sencillos recursos.

arte medio ambiente3Ruth Denis Ramírez muestra la obra Mi casita en el campo, con la que obtuvo el primer lugar de la cuarta edición del Concurso Soy Feliz.

La impronta

 

En 2023 Artesaneando con Yeni arribará a los 10 años de existencia y desde ya los preparativos están en marcha. Intercambios con la Universidad de Guantánamo y el proyecto Conciencia Verde, la actuación en la semana de la cultura de Cecilia, la visita a Santiago de Cuba y otras acciones conforman el programa previo a las celebraciones.

Durante estos años de servicio al pueblo y la naturaleza Artesaneando ha recibido reconocimientos del Sistema provincial de Casas de Cultura, la Dirección municipal del sector, los Comités de Defensa de la Revolución, la Organización de Pioneros José Martí, la Delegación territorial del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, así como del Centro de Intercambio y Referencia-Iniciativa Comunitaria en 2015.

Sin embargo, para Yenercy Ramírez Ramírez el mejor de los premios ha sido la sistemática asistencia y participación de los niños en cada taller de artesanía, danza, teatro… y la gran responsabilidad demostrada por ellos, en casa creando a diario, aún en tiempos de COVID-19, cuando vía Whatsapp, mostraban dibujos a base de semillas, plastilinas y flores… activos siempre.

“Lo que hacen mis niños, por voluntad propia y solos, evidencia que han valido la pena estos años de enseñanza, estudio constante y esfuerzo colectivo en nuestro local de la piscina del Caribe (de 5:00 a 6:00 pm). Agradezco el aporte de mi hermana, mi hijo, y el grupo gestor del proyecto, que abarca desde Ahogados, 13 Norte, Santa Rosa hasta Los Cocos, un terreno grande que adoro recorrer con mis pupilos, artesaneando cada sitio”, concluye Yenercy.

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