Juan Carlos VallinasJuan Carlos Vallina considera que debemos ofrecer más y nuevos productos audiovisuales para la formación cultural del guantanamero.

Cuando se escriba la historia del cine en Guantánamo, hay un nombre que no debe quedarse en las sombras, sobre todo, por la labor de promoción que, a favor del séptimo arte y de la cultura audiovisual, ha realizado desde la institucionalidad.

 

Juan Carlos Vallina es y será para todo realizador o amante de la cinematografía un referente obligado, una fuente de consulta necesaria, el aliado siempre atento y dispuesto… por eso Venceremos lo entrevista para conocer a fondo las razones que motivan su inquietud y pasión por la gran pantalla.

 

El cine, mi mundo

 

Vallina se graduó de ingeniería química en 1988 en el Instituto Superior Politécnico Julio Antonio Mella (ISPJAM), de Santiago de Cuba, y ejerció la profesión durante cinco años, pero la necesidad de estar más cerca de la pantalla grande le hizo tomar otro sendero, “desde pequeño cuando vi por primera vez cine, entendí que ese mundo era mi mundo.

 

“Mi formación ha sido autodidacta; en 1993 empecé a trabajar en el Centro provincial de Cine como jefe del Departamento de programación, promoción y apreciación cinematográfica. Tuve acceso a cursos de apreciación, de política cultural, de metodología de la investigación, entre otros. Todo lo que aprendí entonces y sé hoy ha sido por interés propio, así me fui armando de las herramientas para mi trabajo.

 

“Desde que inicié en el Centro de Cine no solo me he especializado en la crítica, he organizado eventos como el Festival de cine Infantil que tiene 24 ediciones, y siempre colaboro con las actividades y jornadas de la Dirección de Cultura.

 

“He participado ininterrumpidamente como prensa acreditada en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, desde la edición 17 hasta la actual; fui jurado del Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara en dos ocasiones y hasta del Festival de Apreciación Cinematográfica Cinemazul, de Las Tunas.

 

“Aunque uno los momentos más importantes de mi carrera, creo que fue, ser seleccionado miembro de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica en 1999, ahí sentí la satisfacción de ver los frutos de tanto estudio y consagración. Esa filiación me sirvió de mucho para mi trabajo en la programación, pues para hacer cualquier actividad uno debe pensar en el gusto de los espectadores.

 

Vallina no se imagina a sí mismo haciendo otra cosa que viviendo para el cine, por eso escribe y conduce en la radio, cada domingo, una sección dedicada al séptimo arte en el programa Identidad, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Además, esa dependencia, ese amor incondicional por el arte en 1995 lo llevó a formar la peña Ojo Crítico, uno de los espacios más sistemáticos de la programación cultural local.

 

“El objetivo era crear un espacio para ver buen cine y dedicarnos a la crítica cinematográfica. También damos conferencias, talleres y otras acciones teóricas; actualmente es un oasis que pretendo mantener e incrementar con nuevos espectadores cada jueves a las siete de la noche”.

 

Guantánamo como cantera audiovisual

 

Satisfecho por cuanto el cine le ha regalado, Vallina siente el orgullo de saberse en la actualidad un testigo importante del desarrollo del movimiento audiovisual en el Alto Oriente Cubano.

 

“Guantánamo ha recibido visitas inolvidables que pude ver por mí mismo. En 2003 hicimos la premier de la película Miel para Oshun, con la presencia de Humberto Solás, Isabel Santos y Mario Limonta, en el Cine América. Fue un verdadero acontecimiento cultural y hasta hubo que hacer dos funciones, porque se quedó mucho público afuera.

 

“La premier del documental Yo soy del son a la salsa contó con su realizador Rigoberto López, en el Cine Huambo, donde estuvieron importantes críticos como Luciano Castillo, Frank Padrón, Juan Ramírez, Raúl Rodríguez. Recuerdo en los inicios del Festival de cine de montaña que se visitó el municipio de San Antonio del Sur y estuvieron allí importantes actores cubanos.

 

“Pero también el Guaso tiene sus propios exponentes singulares en el cine. Carlos Barbas es uno de los cineastas pioneros aquí; Adela Legrá, la actriz del clásico filme Lucía, nació en Caimanera; Hilario Peña, el juez del programa humorístico ¿Jura decir la verdad? es guantanamero y también Mario Limonta, ese reconocido actor y locutor cubano, esposo de la actriz Aurora Basnuevo… son ejemplos que demuestran el aporte de esta provincia a nuestra cultura nacional desde el séptimo arte.

 

“Lamentablemente nuestra tierra padece mucho de la desmemoria, apenas se conoce su historia y la gente que la dignifica, la tarea es ayudar a rememorar, a la vez que fortalecemos el trabajo cinematográfico para el adecuado gusto audiovisual en la población, principalmente, en las nuevas generaciones. Ya hemos dado pasos, hoy por ejemplo tenemos un proyecto llamado Pupilas en Acción encaminado a la realización de audiovisuales y otro denominado Pupilas Nacientes, dedicado a la apreciación de esos productos, pero aún debemos hacer más”, apunta.

 

Vallina es fiel defensor del cine como medio de transformación cultural, en ese sentido considera que “el mayor reto ahora es el rescate y conservación del patrimonio audiovisual guantanamero, sobre todo, en formato digital para su posterior promoción, preservación y difusión. Hablamos de las obras realizadas por el ICAIC, pero también de los creadores independientes, porque todos desde su nicho han aportado y aportan al desarrollo y visibilización del audiovisual a nivel local e internacional”, concluye.

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

feed-image RSS