Javier Zaldívar okJavier Zaldívar, cantautor e ingeniero en Comunicaciones.El joven bayamés radicado en Guantánamo Javier Zaldívar es de hablar pausado y tiene el trato de un viejo amigo, la mirada cándida y una sonrisa sin igual. Su guitarra, fiel compañera de batallas, descansa en sus piernas cual niña pequeña en regazo paternal, Arlettys, su esposa, nos brinda café y regresa a atender a Jesús, el hijo de ambos, y aprovecho el instante para entablar el siguiente diálogo:

¿Cómo surge tu pasión por la música?

Desde que era pequeño en mi casa siempre se escuchó una amplia gama de géneros musicales y así fui desarrollando un vínculo con esa rama artística. Luego en el preuniversitario, con las clases de Español-Literatura, empecé a realizar mis primeros escritos relacionados con la nueva etapa que estaba viviendo en la cual todo pasaba muy rápido y se ama sin pelos en el corazón.

También fue la edad en la que florecieron mis primeras canciones con un tres adaptado a guitarra, que me había comprado mi mamá cuando era más pequeño.

Tus canciones abordan disímiles temas, sobre todo, populares. ¿Posees alguna fuente de inspiración en específico?

Regularmente trato de apropiarme de los temas cotidianos, el entorno que me rodea. Puede ser mi familia, un viaje, una caminata, la naturaleza influye mucho a la hora de componer mis canciones.

"Tantos sueños caben en los cuentos,/que se cuentan a la luz de un mechero/ en noches, de apagones y desvelo/donde el cocuyo parece un lucero,/y la luna fábula, en los ojos de mi abuela".

Es una canción que tiene unos años ya, mi abuela es todo un personaje, muy recia, y me dio unos cuantos ‘cocotazos’ cuando era muchacho. Pero a mí me gustaba mucho pasarme las tardes allá, me ponía a jugar a los súper héroes y a lo que se me ocurriera en el patio de la casa.

Luego estuve dos años viviendo con ella porque mi mamá se fue de misión, entonces mi hermano y yo nos tuvimos que ajustar al reglamento de su casa y hacer deberes, porque había que ayudarla. Por las noches nos sentábamos con ella a escuchar sus historias de cuando era niña y de su juventud, a veces se iba la corriente, y entonces sacaba un candil, uno de esos que echa más humo que luz, y empezábamos a conversar hasta que llegaba el fluido eléctrico.

Actualmente has viajado mucho por la zona oriental, compartiendo con varios artistas y recientemente realizaste un concierto en el Teatro Campanario dedicado al 4to Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y a Etecsa.

Sí, el pasado 3 de noviembre fue una tarde inolvidable, cargada de emociones, poesías y cuerdas. Compartí espacio con artistas foráneos como Yanco León y El Bucanero Errante, trovadores bayameses. También estuvieron Alexis Perigot, el Trovador de la historia, las poetisas Arlettys Romero Lafarguez, Karla Gil, y el declamador Ángel Boffil Andérez.

¿Tienes algún proyecto en marcha?

Siempre estoy ideando algo nuevo. Planeo abrir una peña, un espacio en la AHS. También sueño con grabar un videoclip, es una meta.

Estudiaste Ingeniería en Telecomunicaciones. ¿Cómo llevas la música y tu profesión, sin descuidar a ninguna?

Trabajo en Etecsa, específicamente en la División Territorial como especialista C en telemática. Mi trabajo no tiene vínculo con la cultura, aunque en Etecsa se hacen festivales de artistas aficionados, como parte de las actividades llevadas a cabo por capital humano. Es una manera de vincularme más con la música y aportarle logros a mi centro de trabajo.

¿Cuál es tu opinión sobre el público guantanamero?

Guantánamo tiene un público exigente, atento e inteligente. Eso te hace esmerarte más en tus obras. Hay que saber lidiar con las críticas, en su mayoría constructivas. Eso ayuda a superarte como artista y, por sobre todas las cosas, como ser humano.

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