Vivir para soñar, soñar para escribir. La magia de soñar despierto, el arte de viajar con la visión; solo se logran cuando detrás de una buena historia, trabaja un gran soñador, o escritor, como desees llamarle. Ese camino angosto se abre dejando a la imaginación ser libre, volando con las palabras de un poderoso libro que lleva hacia otras dimensiones. Precisamente de ese arte goza José Ángel Turro Gomero, consagrado escritor baracoeso, reconocido dentro y fuera de Cuba.
Cuenta que la figura de la mujer y su Revolución son las alas impulsoras de sus letras, son su ancla y mayor fuente de inspiración para escribir. "Soy un fanático de la belleza femenina por su extraordinaria sensualidad. Ninguna de mis obras podría concebirse si no está en ella la mujer. Creo que es el norte de mi vida junto a la Revolución".
¿Cómo comenzó su carrera como escritor?
Empecé a escribir en mis años universitarios; primero poesía, luego la narrativa, especialmente el cuento. Fueron años de mucho estudio de Historia y Filosofía, dedicaba un espacio importante a la poesía. Muchos de aquellos poemas los presté a un profesor y se perdieron, fue algo que lamenté mucho.
¿Podría compartir un poco sobre su proceso creativo al desarrollar una historia?
Primero pienso en una historia, luego la sueño, la comento, desarrollo en mi mente los personajes. Solo después escribo. Lo hago generalmente de noche, cuando estoy solo. Necesito de soledad para escribir, también de dolor. De impresiones fuertes. He llorado escribiendo. Escribo a mano, solo paso a la computadora la versión completa, entonces pulo, arreglo y reviso. Pero necesito el papel, el lapicero, la impresión, la huella.
Sufro mucho cuando se ha publicado una obra mía y veo una palabra repetida, una frase infeliz que se escapó. La paso mal en ocasiones con los editores, porque escribir creativamente requiere tiempo, concentración, paz. Cosas que son difíciles de conseguir. Algunos críticos hablan de excesos de violencia en mis obras, puede ser. La violencia es parte de la vida, el amor también.
¿Hay algún mensaje o tema recurrente que intenta transmitir a través de sus obras?
En mis obras el tema más trascendente es la mujer y la Revolución. No tengo espacio para otra cosa. Amo a mi país intensamente, por Cuba lo sacrificaría todo. Y soy orgullosamente comunista. Sueño con una sociedad sin discriminación, sin injusticia, con igualdad entre todos los seres humanos. Esa sociedad no puede ser otra que el socialismo, creo firmemente en eso. Sobre todo en mi obra más destacada "La muerte de Evangelio" doy muestra de ello.
¿Cuál considera que ha sido su logro más significativo como escritor hasta ahora?
Mi logro más significativo ha sido publicar todos mis libros en Estados Unidos, España y otros países de Europa. Me conocen como escritor más fuera de Cuba que en mi país, algo que lamento mucho. En Cuba ninguna de mis obras ha sido publicada, no les gustan a los editores. Pero el pueblo las adora, algunas se han convertido en obras de culto. Afortunadamente se venden en el mundo entero. Un día se hará justicia.
¿Qué consejo les daría a los aspirantes a escritores que están comenzando su carrera?
A los nuevos escritores aconsejo que estudien mucho nuestro idioma, que lean obras clásicas para aprender de ellas, a los escritores más exitosos con espíritu crítico. Nadie es igual y escribir es un arte original. Hay que tener criterio propio y defenderlo. El pueblo decide, los lectores deciden. A los lectores si hay que escucharlos, se escribe para ellos.
¿Dónde se pueden encontrar sus obras?
Mis obras están todas en las bibliotecas de Baracoa, en el archivo histórico municipal, y en Amazon en Estados Unidos y Europa. También se encuentran en soporte digital y algunas están en la Biblioteca Nacional.
Hay vidas grises que al ser alcanzadas por el poder de la lectura, se transforman en arcoiris llenos de vida, y José Ángel Turro a través de sus ideas contribuye a ello, sus libros son testigos de la fiel pureza que toda persona emana cuando los lee. Vivir para soñar, soñar para escribir, la belleza de un buen libro radica en la esencia de su interior, está impregnada en los ligeros pasos de quien lo vive.