Pablo luce sus dos medallas de plata en la Copa Mundial de Parapesas de Veracruz.
El atleta guantanamero Pablo Ramírez Barriento siente que nació para las pesas y que el gimnasio es su zona de confort. Asegura que el placer de dominar y levantar mayores kilogramos hace que valga la pena soportar el esfuerzo diario y el dolor proveniente de los entrenamientos, propios de los deportes y, en especial, para él que padece de acondroplasia (tipo más común de enanismo).
“Pablito”, como le conocen sus allegados, inició sus pasos deportivos en el ajedrez, modalidad en la que según él no se sentía a gusto, porque buscaba un desafío mayor en el cual probarse, pero que le exigiera más sacrificio. Después de ciertas averiguaciones se presentó a pruebas en la disciplina de levantamiento de pesas, a la edad de 18 años, aprobó y así comenzó una nueva etapa.
“En el barrio hacía ejercicios con los muchachos, el embullo de estos a la hora de probarme en nuevos pesos e ir compitiendo para mejorar, forjó mi personalidad”, comenta Pablo, quien, en sus tres primeros meses de entrenamiento clasificó para el Torneo nacional, y fue laureado con bronce; de ahí en adelante, todo ha sido una carrera por superarse y obtener resultados.
Luego de cuatro años, Ramírez Barriento logró ser campeón de Cuba con récord nacional para ese entonces de 144 kg, en la división de 59 kg. En pleno ascenso deportivo llegó la pandemia de la COVID-19, la cual trajo un largo periodo de inactividad dada la situación epidemiológica y la falta de equipos técnicos en su casa para seguir con los entrenamientos.
“El trabajo con las pesas requiere mucho sacrificio y constancia, todo lo logrado en años se puede perder en muy poco tiempo y luego para recuperar el nivel debe esforzarse el doble, y eso fue lo que hice. Con el apoyo de mi entrenador Bárbaro Silva Velázquez, quien ha sido uno de los mayores pilares de mi carrera y al cual le debo tanto, regresamos a la carga y volví a ser campeón de nuevo, con récord nacional incluido.
“Hay algo que nos ha condicionado mucho a la hora de realizar topes en otras regiones del país y es la falta de transporte. Son pocas las veces en las que se nos ha puesto, las restantes ocasiones ha sido por nuestra gestión. Teniendo en cuenta que somos atletas con discapacidad se nos hace más difícil el traslado y debemos requerir de la ayuda de nuestro entrenador y familiares, así como de la metodóloga Mayelín, la cual dentro de sus posibilidades nos garantiza un pasaje”.
En su carrera ha sufrido varias lesiones en las muñecas, en el codo y el hombro, esta última la de mayor magnitud y la cual le causa molestias aún.
“Nosotros entrenamos en el gimnasio de Paseo y Ahogados, en la ciudad de Guantánamo, donde las condiciones no son las adecuadas para mis características, pero uno tiene que sobreponerse. Dependemos mucho de la ayuda de los que estén en el local, y es un riesgo, porque estamos hablando de mucho peso y, si uno coge dispareja la barra, ahí mismo viene la lesión. Este déficit de medios en la provincia imposibilita que logremos mayores objetivos en menos tiempo”.
Luego de la hazaña lograda en la última lid nacional, Pablito clasificó a un evento internacional, para el que recibió preparación en Granma, en donde radica la sede del equipo Cuba de pesa paralímpica. Allí tuvo que adecuarse a una categoría inferior a la suya, y en tres meses bajar nueve kilos y medio para poder competir.
Bajo la tutoría del entrenador Ramón Martínez, “Guaso”, pulió su técnica para participar en la Copa del Mundo de Veracruz, en México, y logró dos medallas de plata como premio a tanto esfuerzo.
“Estoy muy orgulloso del resultado, pero no me conformo. Mi mayor sueño es ser atleta paralímpico y por ello trabajo para sobreponerme a las dificultades. Sé que es un largo camino, mas ya di el primer paso con el resultado en México, clasifiqué para los Parapanamericanos en Santiago de Chile este año y depende de mi desempeño en esa justa para la clasificación para los Juegos Paralímpicos de París 2024.
“No es tarea fácil, para mí no hay imposibles, me lo propuse y trabajo para ello, porque sé que lo voy a lograr. El nivel internacional es alto, contamos aquí en América con un brasileño que me está dando pelea, pero eso no me quita el sueño, estoy enfocado en superarme, y de que lo hago, lo hago”.
Pablo es una persona que resalta por su alegría y optimismo, es un ejemplo de superación constante y de que la fe mueve montañas.
“Soy parte de una hermosa familia con mi papá, mi mamá, mi hermana, quien también practica levantamiento de pesas, mi esposa y mi niña. En el barrio soy muy querido y me desenvuelvo bien, pese a mi condición. Mi forma de ser alegre y la buena relación que tengo con los muchachos de mi generación hacen que todo fluya. Soy lo que ves, un guerrero de la vida”, concluye Pablo con una expresión en el rostro llena de orgullo.