Máster en Ciencias de la Educación Emilio Viel Fajardo.Si un día se buscara la fórmula química para el éxito, fácilmente podría incluirse al profesor en la ecuación, con permiso a la tabla periódica de Mendeliev para sumarlo como uno de los 118 elementos, que ahora la componen.
Cada educador asume su propia filosofía, Emilio Viel Fajardo, por ejemplo, está seguro que a la Universidad de Guantánamo (UG) no solo se va a impartir clases, y cuando la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de esa casa de Altos Estudios lo reconoció junto a otros educadores con el premio Tiza de Oro, los retos e historias tras esa conquista quedaron en las esencias de una entrevista.
“Cuando comencé en la universidad hubo algo nuevo para mí y se trató de la formación pedagógica, aprender a enseñar. Tuve que conocer el trabajo metodológico, qué era una disciplina, la preparación del programa de una asignatura, porque se trata de una labor docente educativa”, comenta el profesor y jefe de la carrera de Psicología en la UG.
Pero la vida está llena de sorpresas y cuando se trabaja con jóvenes cualquier tarea puede cambiar la complejidad de su dimensión, por lo que Viel Fajardo tuvo que asumir otro desafío.
“La mayoría de mis primeros estudiantes eran de carreras pedagógicas, tenían poca motivación, porque no se veían identificados con su especialidad, y tuvimos el imperativo de significar desde el trabajo educativo la importancia del maestro”.
¿Secretos o fórmulas?
Desde cualquier nivel de enseñanza en el que se ejerza el magisterio la tarea entraña compromiso, pero ya en las aulas universitarias el profesor está frente a un pacto más cercano con los proyectos de quienes aspiran a triunfar en la vida desde un camino profesional: eso se vuelve un motivo para corresponder desde las clases con los sueños de otros.
“Nunca he sido rígido en la docencia, trato de llevar al aula un video o algún material novedoso, desarrollar otros métodos con medios que favorezcan la enseñanza de la psicología, y mantener a los jóvenes actualizados del desarrollo de esta ciencia y su valor práctico”.
La motivación es muy importante, tanto como la perseverancia. Emilio lo sabe y lo entiende, además, en carne propia; su historia, del estudiante al profesor universitario que es hoy, no es exactamente igual a la de la mayoría de sus colegas, pero le deja el orgullo por el empeño y lo logrado.
“Yo no alcancé carrera cuando terminé el preuniversitario, no siento vergüenza de compartir esta información, soy fruto de los que encontraron una oportunidad para su futuro en el Curso de Superación Integral para Jóvenes y gracias esa alternativa pude hacer la Licenciatura en Psicología”.
La relación de los estudiantes con las actividades de la FEU, y el apetito por disfrutar la universidad, puede que a veces genere un conflicto de intereses entre el profesor y el educando, pero este docente tiene claro cómo evitar contradicciones.
“En este nivel de enseñanza uno responde a varias demandas, una de ellas está en la FEU como organización, y se establece un vínculo; por ejemplo tengo alumnos con cargos en dicha organización, pero les exijo y busco espacios para que no se distancien de la docencia, que vinculen sus investigaciones con los procesos y actividades de esta estructura estudiantil”.
Satisfacción y sorpresas
Cuando la plática buscaba arrancarle a la memoria las experiencias que más han conmovido o marcado el devenir pedagógico de este guantanamero, él refería varios momentos, algunos de ellos muy simples, pero –asegura- siempre especiales para un pedagogo.
“Desde el alumno que por la calle te recuerda y te dice adiós profesor, hasta el llanto de un madre emocionada cuando su hijo discute la tesis y tú has fungido como tutor, porque a pesar que sea parte del trabajo diario, guarda un valor notable en la vida de otros que lo agradecen muchísimo”.
Los espacios a los que ha podido llegar Viel Fajardo, ligados a su trabajo como profesor también los atesora como oportunidades importantes en su trayectoria.
“He podido compartir en eventos nacionales con personalidades de prestigio de la psicología y la pedagogía en el país como Manuel Calviño, Patricia Arés, Pedro Luis Castro Alegret, y esos encuentros han sido posibilidades de crecimiento profesional”.
Emilio Viel Fajardo a sus 34 años es Máster en Ciencias de la Educación y a solo unos meses de haber alcanzado este título ya tiene tema aprobado para el Doctorado, un empeño de alguien que no desaprovecha el tiempo cuando de preparación se trata, porque tal y como afirma la docencia universitaria también implica superarse.
Quienes fueron sus compañeros de aula durante los dos primeros años de la carrera, que realizó en la modalidad de curso por encuentro, lo han sorprendido luego como sus alumnos en la UG con la voluntad de terminar el camino que él concluyó, pero que otros por alguna razón dejaron a medias, esas y otras apuestas juveniles se vuelven motivos de su día a día.





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