El abandono animal tiene ecos de dolor, pasos perdidos, heridas y quejidos, clemencia reclamada en las miradas de las víctimas... un rostro feo al que muchos prefieren virarle la cara, y hay quienes lo convierten en morbo o pura diversión. Las calles mudas e impotentes contemplan los episodios, soportan sobre ellas esas vidas sin rumbo, pero hay quienes no se cruzan de brazos.
Activistas del grupo de Bienestar Animal Guantánamo.
Son en Guantánamo los abanderados de los pronunciamientos legales a favor del bienestar animal que proyecta Cuba con un compendio de normas de enfoque cultural y educativo para fomentar desde la infancia el respeto a los animales tanto afectivos como de trabajo, muchas veces sometidos al maltrato y abandono.
El proyecto jurídico, que debe quedar elaborado este mes según autoridades del Ministerio de la Agricultura (responsabilizado ante el Estado con la propuesta de política de bienestar animal), aborda el trato a especies en jardines zoológicos y acuarios, la captura, caza, pesca y comercialización ilícita de ejemplares de la fauna y especies amenazadas; y mascotas y animales de laboratorio acogidos en el seno hogareño.
Dalia Iribar: Estamos abiertos a la inclusión de activistas para el bienestar de la fauna. En la ciudad capital más oriental de Cuba, un conjunto de personas comenzó a compartir fotos de sus mascotas en un perfil grupal de Facebook, el cual indujo a Dalia Iribar Olivares, la promotora de la iniciativa, a crear una página en esa red social que más allá del nombre, Bienestar Animal Guantánamo (BAG), se define por las historias que la alimentan.
“Nos agrupamos poco a poco quienes sentíamos lástima por los animales callejeros y estábamos dispuestos a ayudarlos”, comenta Yamilka Martín Matos, una de las principales activistas de BAG, tras un repaso al accionar del grupo, el cual contabiliza desde julio más de una treintena de rescates.
Más allá de la intención
Angélica, sin ladrar se para en la puerta, parece saludar y se acomoda cerca como para “escuchar la entrevista”; ignora que se volverá mediática en Venceremos. Su historia es parte de la génesis de BAG, y los miembros no admiten este reportaje sin hablarse de ella, el primer rescate.
“Conocimos su caso por una activista: al recogerla estaba desnutrida, con lesiones en la piel, sarna, y un pólipo vaginal. El veterinario la desparasitó, aplicó medicamentos en las lesiones y luego fue sometida a tratamiento para el pólipo, el cual le provocaba inapetencia; un mes después estaba recuperada”.
Así lo narra Alejandro Vázquez Cuevas, cuya casa devino refugio temporal para Angélica, la que se ganaría el cariño de todos en el hogar y la adopción definitiva. Ahora su vida cobra las esperanzas que el abandono pretendía arrebatarle.
Higienizar a los rescatados, hidratarlos y alimentarlos son de las primeras atenciones. Procesos de rehabilitación complejos forman parte de las historias, pues algunos animales presentan lesiones por accidentes o gran deterioro por vagabundear en las calles, cuando estas se vuelven único “refugio” para la vida.
“Nos centramos en los animales más críticos, porque no contamos con un local para atenderlos. Los llevamos a las casas de algunos miembros del grupo, como refugios temporales, hasta que podamos, recuperados, entregarlos en adopción, por eso no podemos rescatarlos a todos”, así lo explica Iribar Olivares, líder de BAG.
La atención implica tiempos disputados a los compromisos estudiantiles, laborales y domésticos, porque es a golpe de voluntad que funciona esta iniciativa, nutrida además por la solidaridad de otros, activistas no oficiales, quienes sensibilizados con la noble causa aportan alimentos, dinero, y recursos constantemente, cada idea apuesta por superar las limitaciones y dificultades.
Comenta Yamilka Martín Matos que en el poco tiempo de trabajo las donaciones suman más de 2 mil pesos en moneda nacional, lo cual se complementa con la cotización mensual de un CUC por cada miembro del grupo. “Con el dinero donado lo primero que compraron fue una especie de maletín para el traslado de los animales, al que todos le llaman transportín”.
Miradas cómplices de la vida
La felicidad de la perra Lala nace de la pasión colectiva; Orlando Fernández Cantalapiedra, no pudo enajenarse cuando la vio por primera vez.
Mavy, otra can, fue algo atípico, una cocker, animal de raza, abandonado, pasó por varias manos empeñadas en regalarle el bienestar como nueva realidad. Dalia de las Mercedes Charadán fue la primera en recogerla, reportó el caso a BAG por redes sociales y los activistas la orientaron.
Un prolapso rectal y la insensibilidad de los dueños la condenaron a la calle. Dalia la recogió entre gemidos y el visible miedo del animal. El grupo la apoyó con alimentos y Laura Elena Correa Joseph, enterada por Facebook que necesitaba adopción, la acogió temporalmente, asistió y hasta convirtió su hogar en escenario quirúrgico para corregir la afección.
“La cocker se ha recuperado muy bien, es muy noble y juguetona”, asevera Daimara Rivero Ilisástigui su actual y definitiva tutora.
Daimara Rivero Ilisástigui, actual dueña de Mavy.
Entre ladridos y maullidos
“Zorro, otro perro, estaba destrozado, prácticamente muerto, con grandes heridas por atropello automovilístico, y agresión de otro can. Cuando publicaron su situación ofrecí mi casa como refugio temporal. Los muchachos del grupo lo curaban en días alternos, ahora está mejor”, cuenta Rosa María de Dios Correa, otra de las activistas.
Los sonidos de esta historia se componen de más que ladridos, hay maullidos multiplicados que forman parte de la cotidianidad de muchos, Yamilka Martín Matos y Sulem Juanes Alfonso lo saben, pues más de una decena de gatos son hijos de la suerte de pasar por sus manos, acostumbradas a usar una jeringuilla llena de leche para suplir la lactancia, de la cual algunos privan prematuramente a los felinos al abandonarlos en la calle.
Los gatos abandonados también son objeto de atención del grupo.
Ambas coinciden en que los gatos suponen, a veces, un manejo más complejo y delicado, sobre todo, cuando son pequeños, y hay que cumplir horarios estrictos de alimentación, aunque para alguien como Sulem, tales atenciones son un deleite, los miembros del grupo hablan de sus divinas manos con esos animales. A Yamilka esa pasión le ha dejado varios inquilinos permanentes en la casa. No disimula el goce, los carga, los abraza…
El intercambio con grupos dedicados a esa labor en otras provincias les permite ganar experiencia y perfeccionar el trabajo, pero también es necesario mejorar en Guantánamo las unidades de atención a los animales, tanto por una cuestión beneficiaria para ellos, como por la incidencia que tiene para la salud humana garantizar el bienestar de las especies.
Entre las principales causas del abandono de las mascotas en el país, de acuerdo con el sitio digital Cubadebate, están la falta de cultura en la tenencia doméstica, cuestiones económicas y migración del país, punto de vista compartido por los integrantes del grupo, quienes siguen con mucha expectativa el proyecto jurídico de bienestar animal.
Más de una treintena de activistas de diferentes edades y profesiones convergen en el proyecto. Entre WhatsApp y Facebook se articula la estrategia de comunicación grupal para rescates y adopciones, reuniones periódicas repasan resultados y retos. Basta mirar el sufrimiento animal y se suman voluntades en esa apuesta por robarle vidas al abandono.
Accionar desde las redes
Comentarios
Esto si es un artículo a la altura de la tecnología.
No dejen de hacerlos así.
Saludos #DesdeGuantánamo.
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