educación especial 2021 1El papel de la familia es fundamental para que los niños de la Enseñanza Especial no se queden atrás. En la foto, Abelito y su abuela Leonor. La maestra llega, y Abel de Jesús Rodríguez López la mira con el rabillo del ojo. Viene de pelarse y está contento. Ella lo saluda con la mano, desde afuera, pero él quiere contar cómo le fue con el barbero nuevo y lo que dijo el doctor Durán en el parte epidemiológico de la mañana.

Cuando, al fin, el niño repara en su presencia, Débora Guilarte le dice que sus amiguitos le mandan besos, aunque esta vez no los “trae en el celular”. Él sonríe y repite los nombres de sus compañeros en la Escuela Especial Héroes del Moncada, que atiende a niños con trastornos del espectro autista y discapacidad intelectual leve y moderada.

A unos metros, en una mesa para dos, la abuela Leonor lo espera con una libreta, lápices de colores, tableros y pedazos de plástico que forman animales, lista para empezar el trabajo. Primero, dibujan un poco, y luego, lo insta a colocar algunas piezas en un tablero donde se arman figuras geométricas.

educación especial 2021 3Las hojas de trabajo se realizan de manera individual, teniendo en cuenta las adecuaciones curriculares que requiere la capacidad y la necesidad de cada niño.La hoja que la maestra lleva consigo, y cuyos objetivos ya explicó a la madre Yiliam López Fontanet, será vista después, “porque en realidad no le gusta mucho la escuela, y hay que motivarlo primero”.

En el papel en blanco, explica la educadora, los contenidos son los que en la enseñanza regular corresponderían a infantes de hasta cinco años, aunque Abel ya tiene 14.

Con Abel -diagnosticado con discapacidad intelectual moderada-, es difícil el “tema” de la escuela. Antes de la pandemia, abunda la madre, “asistía casi siempre al aula, tiene buenas memorización y comunicación, es muy sociable, pero no le interesan mucho las clases y esa, asumo, es la principal razón de que no sepa leer ni escribir.

“Llámalo para la computación, el MotoGP –categoría del motociclismo de velocidad-, y navegar en la Internet. Le enseñamos a copiar ficheros y lo hace sin problemas, como si pudiera leerlos, y encuentra rápido sus películas favoritas, incluida una en la cual la protagonista tiene un grano en la cara, como él”, lo retrata la madre.

“No lo llames –continúa- para tender la cama ni para ver las teleclases. Es muy haragán y en eso sé que pesa la sobreprotección de la familia”, reconoce Yiliam, mientras celebra que ya sabe acordonarse los zapatos y ya no hay que insistirle tanto para que ayude a limpiar el patio.

Débora mueve la cabeza y sonríe. Conoce al niño, la historia y la familia, y se ha dado a conocer mucho más en estos meses en los que, al menos una vez a la semana, lleva y trae contenidos para que Abelito no se quede atrás, en materias de la escuela, y en los deberes que debe asumir para enfrentar, en el futuro, una vida más independiente.

“Porque ahora los tiene a todos ustedes -la familia de Abel es grande: mamá, papá, abuelos, hermano, primos, tío-, pero el día de mañana, por una razón o por otra, tendrá que valerse por sí solo”, dice, amorosa, la educadora y todos vuelven a la hoja de tareas.

El primer ejercicio -trazado a mano- tiene varias figuras geométricas. El trabajo de Abel, por esta vez, es identificar el triángulo.

Atención a las individualidades

“Reparto Río Guaso, Calixto García y 4 Norte, Jesús del Sol y 2 Oeste, San Gregorio y 7 Sur…”, Débora enumera las direcciones de algunos de los alumnos que visita, en ocasiones, hasta dos veces por semana y dice tener “la carne de gallina” ahora que calcula cuánto camina desde su casa en la Ciudad Deportiva para ver a sus estudiantes.

Sus “niños” –así los llama- tienen de 10 a 17 años, y hay más de dos que se le van por encima de la cabeza. “Todos son diferentes, así que cada visita lleva un contenido acorde con la capacidad del estudiante y sus necesidades, enseñamos Matemáticas, Geografía, Manualidades, y Preparación adulta independiente”.

La rutina, en general, no es tan diferente a la que asumía en tiempos anteriores al nuevo coronavirus. “Tengo siete pupilos, y solo cuatro van al aula. Al resto les imparto las clases en las casas, pues son pequeños que, además de la discapacidad intelectual, tienen otros padecimientos que les impiden venir a la escuela”.

Zoraimy Betancourt Fernández, directora de Héroes del Moncada, agrega que además de los cinco estudiantes ambulatorios de una matrícula de 59 alumnos en seis aulas (16 con autismo, y el resto con discapacidad intelectual), “el trabajo a distancia es parte de las responsabilidades regulares de los maestros.

“Nuestros estudiantes muchas veces tienen otras enfermedades o simplemente, sobre todo en el caso de los autistas, no quieren venir a la escuela y no se leseducación especial 2021 4Zoraimy Betancourt Fernández: “Tenemos 59 alumnos en seis aulas (16 con autismo, y el resto con discapacidad intelectual), además de los cinco estudiantes ambulatorios. puede obligar, porque son comportamientos normales. Cuando eso pasa, el maestro visita la casa, y le lleva hojas de trabajo, como las que usted vio”, aclara.

El mundo, entre las paredes de esa escuela, es totalmente diferente a lo que ocurre en una instalación de la Educación regular primaria. “Una vocal, una palabra, que un niño sepa lo que es una silla, o pueda coger un vaso…, en esta enseñanza es un avance enorme que los maestros logran, desdoblándose de una manera excepcionalmente hermosa”.

La generalidad es que las edades no se correspondan con el grado escolar que deberían cursar, de modo que las adecuaciones curriculares son individuales, “a un mismo educando se le puede impartir Matemáticas, de tercer grado, y Geografía y Ciencias Naturales, de sexto”, ejemplifica.

Ahora con las teleclases es complejo. “Al niño y a la familia se les indica ver las orientaciones de los profesores, pero nuestros educandos muchas veces no asimilan esos contenidos, así que las maestras –que también las ven- tienen que readecuar todo ese conocimiento para que nuestros estudiantes entiendan.

“Simplemente, sobre la base de las actividades que se orientan en las teleclases, armamos los ejercicios para cada niño y también apoyamos a la familia, que tiene un rol insustituible en esta etapa”, finaliza.

Del corazón y lo orientado

Para Yanela González Arriete, jefa de la Educación Especial en el municipio de Guantánamo, el de mayor número de esas escuelas (8), y matrícula (722), y con responsabilidad sobre el Hogar para niños sin amparo familiar, del reparto Rubén López Sabariego, “el mayor logro de esta etapa es el vínculo estrecho que se ha creado con la familia”.

Una relación que, reconoce, “siempre ha sido importante en esa enseñanza en la que la educación a distancia es una realidad del día a día, tanto para los 31 niños que reciben clases de manera ambulatoria, como para el resto”.

Las indicaciones del Ministerio de Educación también son claras desde enero de este año, cuando el incremento de casos de COVID-19 cerró las puertas escolares en varias provincias del país: “Todos los maestros de esta enseñanza tienen la orientación de llevarle a sus alumnos las hojas de trabajo, con sus individualidades”.

Otras variantes también se aplican: “Los padres tienen muchas formas de comunicarse con la escuela, pueden llamar por teléfono, tenemos padres que se comunican por las redes sociales, y también los recibimos si vienen hasta la escuela en busca de orientaciones”.

Se ha logrado, “pero siempre es una prioridad continuar acompañando a la familia y con las características de cada niño, porque no hay dos iguales, profundizar en sus diferencias y en sus necesidades, eso nos permite que la labor educativa sea más efectiva”.

Sabe, empero, que no todas las experiencias son iguales y que, incluso con el enorme esfuerzo de los maestros, las “lagunas” de aprendizaje aparecerán irremediablemente, “por eso, ya la Enseñanza Especial realizó las adecuaciones para las semanas de sistematización cuando el curso escolar reinicie”.

La indicación a los maestros, enfatiza, fue hacer un “estudio de profundización para saber dónde nos quedamos y cuáles son los contenidos que tenemos que reforzar, a partir del criterio de los profesores, pero también sobre la base de las opiniones de los padres, quienes nos hacen saber las materias más complicadas para sus hijos.

“Sobre esa base, estamos trabajando. Lo importante es que haremos todo lo posible para que nuestros niños no se queden atrás, y será un esfuerzo de todos, de la escuela y de la familia, como debe ser”, define.

educación especial 2021 2La maestra Débora mientras explica la hoja de trabajo a Yiliam, la madre de Abelito. “En estos encuentros, si es importante aprender, también lo es cuidarnos. Todo lo hacemos respetando el distanciamiento y la higiene”, reconoce la educadora y la madre concuerda.

Comentarios   

0 #1 Víctor 12-04-2021 12:49
Reconocimiento al notable papales de educadores guantanameros y familias con infantes con necesidades educativas especiales. Demostración de la preparación de este sector y enseñanza con particularidades tan sensibles
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