Respeto es un concepto que este educador considera fundamental en la profesión y en la vida.Muchos que ven a Félix Manuel Pérez Menoyo desplazarse diligente por la ciudad en su bicicleta, durante las horas no sometidas a la dispuesta limitación de movimientos públicos, como parte de las medidas de enfrentamiento a la COVID-19, ignoran los orgullos que sigue atesorando a sus 75 años de vida.
Los comunica con sencillez en las áreas externas entre los edificios de apartamentos del reparto Caribe, en uno de los cuales él reside, en una segunda planta, donde parte de su familia, menos él, convalecen de la pandemia en cuarentena. “Soy el único que salgo y entro, cuidándome, para todas las gestiones”.
Sí a la Revolución
Ser tapón de situaciones, dice, caracteriza su vida, al cumplirse este año los 60 de la Campaña de Alfabetización y 50 de las primeras Escuelas Secundarias Básicas en el Campo (ESBEC) en Guantánamo, acontecimientos en los que participó destacadamente.
Al presente han desaparecido muchos de los compañeros de aquellas gestas, que compartieron con Félix el orgullo de participar en ellas, lo cual lamenta. Él mismo está jubilado desde 2007, cuando culminó su vida laboral de 42 años, siendo durante los últimos 10 secretario docente de la desaparecida Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) de Guantánamo.
“Que viva convencido del cariño, del respeto y la consideración que como hombre, maestro, amigo, compañero y revolucionario ha ganado”, reza, entre otros elogios, el manuscrito fechado el 23 de febrero de 2007 por sus compañeros al despedirlo, y que Félix conserva y muestra primero.
Montaña en Revolución educacional
Aquel día de febrero de 2007 como ahora, recordaría su sobresaliente trayectoria educacional anterior como fundador y director de las ESBEC, tanto en la zona de Vilorio, como de la primera de montaña en el país: la Horacio Matheu Orihuela, en Madre Vieja, Yateras.
“Una belleza, como el retrato de un paisaje serrano”, rememora el nacido de familia campesina en El Quemado de José Grande, Realengo 18, en territorio del actual municipio de El Salvador. “Una moderna construcción flamante que recibí, e iniciamos la docencia todavía con los constructores dentro; todo nuevo: locales, aulas, talleres, albergue, transporte, jardinería...” Era el curso escolar 1973-1974.
Pero eso fue después, como un relámpago. Empezar con 14 años y sexto grado alfabetizando a tres vecinos de José Grande, recibir de Fidel como brigadista, en la Plaza José Martí, la misión de estudiar, hacer el nivel medio en la beca habanera, matricular pedagogía en la Universidad de Oriente, declinar estos estudios ante la urgente necesidad de maestros primarios, en la escuela rural Frank País, de San Fernando Arriba, Realengo 18... “Fue el inicio de mi vida laboral en 1965”.
Dirigiendo internados de primaria de montaña en Mayarí Arriba, primero, y Palenque de Yateras, después, le llegó el llamado a hacer lo mismo en la nueva ESBEC número 1, en Vilorio, donde concluye el curso 1971-1972. Luego toca a Félix regresar a la montaña, en Madre Vieja, donde se edificó la ESBEC número 5. Después bajo emergencias fue director fundador de la 10 Rubert López, en Iguanábano, y pasa al frente de la 2, Víctor Patzaiev, en Vilorio.
El momento más importante
“La Víctor Patzaiev fue la mejor ESBEC del país y Vanguardia Nacional en el curso 1976-1977. Fidel personalmente nos entregó el trofeo, el 26 de julio de 1977, enCon parte del colectivo de dirección de la ESBEC Víctor Patzaiev, en Vilorio, cuando esta resultó la mejor del país, en 1977. Félix, su director, agachado, con bigotes. el acto nacional por el aniversario 24 del Moncada, celebrado en Camagüey”, dice el educador, mientras muestra recortes de prensa y fotos de aquellos días.
“Es el momento más importante de mi vida: estar junto al Líder de la Revolución, como premio al resultado del trabajo colectivo de dirección, demás trabajadores y estudiantes de aquella escuela. Él representa el valor, la amistad, la hombría, la solidaridad... todos los valores de la Revolución Cubana. Por eso soy fidelista hasta la muerte”.
Este licenciado en Educación en la especialidad de Geografía, subraya el privilegio de participar en la realización de grandes ideas de Fidel, transformadoras de la educación cubana: la Campaña de Alfabetización, el Plan de becas y las Escuelas en el campo.
“Fueron tareas de responsabilidad educacional colectiva y consciente que garantizaron las bases de nuestra masa actual de profesionales competentes, esos que han transformado el país para el desarrollo, con sus obras en todos los sectores”.
Aunque haya problemas
Reconoce muchos problemas por resolver en la vida actual de los cubanos, agudizados por el bloqueo estadounidense. “Me indigna que alguien pretenda negar o reducir la obra de la Revolución, que también soy yo, por las insuficiencias y errores que haya”, enfatiza Félix.
Este padre de tres hembras e igual número de varones, recalca el aporte internacionalista cubano a los pueblos del mundo que expresan su gratitud, así como la admiración que despierta la firme política antimperialista del gobierno revolucionario. “Mi chequera es baja, pero tengo una hija operada del corazón sin costarme nada. Respeto a todos y me respetan como profesor y hombre con ética”.
Comentarios
Lo recuerdo muy joven, físicamente fuerte, algunos decían que practicaba el judo y creo que era cierto.
Le gustaba manejar el carro administrativo de la escuela, un Toyota verde impecablemente limpio.
Era un director respetuoso con todos y respetado por nosotros que fuimos los alumnos fundadores de aquel centro.
Félix inició con con una parte de la matrícula en el curso 73-74 en el internado de Palenque y los que hacíamos el octavo grado nos encontramos con él, en marzo del 74, para completar el curso que habíamos iniciado en planteles urbanos.
Nuestro director no era de aquellos de andar todos los días detrás de los alumnos. Se presentaba en la plaza, o nos visitaba en los albergues ocasionalmente, pero cuando aparecía, todos corríamos porque su figura ejemplar era imponente.
Para los que tuvimos el privilegio de verlo dirigir aquella escuela de montaña, en medio de aquel clima frío, siempre lo recordamos como un excelente director tanto por los métodos que usaba como por los resultados, tanto desde el punto de vista disciplinario como docente.
Le deseo mucha vida en este mundo y abundante salud para los años por venir.
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