médicos guantanameros 1“Al principio con tantas direcciones no sabía por dónde empezar”, confiesa George Frank Chediak Martínez.George Frank Chediak Martínez sabía el giro que daría a sus días esa publicación que estaba a punto de hacer el 26 de julio. Aunque su vida profesional se debatía ya en la zona roja de uno de los hospitales de campaña de la Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo, destinados al enfrentamiento a la COVID-19, sentía que la realidad estaba llena de motivos para lo que tenía en mente.

En plena guardia dio el primer paso, lo había pensado hace días, desde la las plataformas de mensajería Messenger y WhatsApp dejó su número de celular, el del teléfono de casa y dirección particular, cualquier persona con síntomas respiratorios, positiva o negativa, necesitada de atención médica podía contar con él, ni los horarios, ni distancias serían limitaciones, a no ser que estuviera trabajando en el hospital.

“Sé a lo que me arriesgo”, la frase en aquella publicación reafirmaba su seguridad, desde entonces mensajes y llamadas telefónicas convirtieron buena parte de las 72 horas de descanso -tras sus jornadas de trabajo de 24 horas en zona roja- en momentos en los que se redobla el esfuerzo por frustrarle a una pandemia los intentos de sumar muertes al historial de letalidad.

Aquella publicación recorría la red social Facebook desde perfiles de colegas y amigos que aplaudían su disposición en el momento epidemiológico más tenso de la provincia de Guantánamo.

Regresó a casa a las dos de la mañana el primer día de faena, con 16 casos atendidos. Su mente y su cuerpo todavía tenían una deuda con el sueño postguardia; sentía el tamaño del reto que lo acompañaría, que tenía horario de inicio, pero no de final.

“El día de la publicación la guardia había sido complicada porque llegaron pacientes en condiciones de gravedad y había limitaciones de recursos. A veces los médicos de familia no daban abasto para atender a toda la población y decidí en mi tiempo de descanso ayudar un poco más”, explica el joven galeno.

Confiesa que el primer día entre tantas llamadas no sabía por dónde empezar, entre la zona de San Justo, el norte y el centro de la ciudad -esta última su área de médicos guantanameros 2Leudis Vásquez Serrano.residencia- la ruta tuvo momentos de caminata y otros en los que apoyado por su tío en la transportación alivió el peso de las distancias.

“Atendí pacientes con neumonía, falta de aire, fiebre, hipertensos, tuve que hidratar algunos que estaban deshidratados de manera leve y moderada. A parte de las sales que normalmente se usan les explicaba que podían hacerla en casa hirviendo un litro de agua y luego echarle tres cucharadas de sal, una de azúcar y un limón para consumir cada vez que tuviera sed la persona, o en dependencia del estado en que se encontrara”.

En la familia del galeno todavía se preguntan en qué momento pensó la idea, que tomó por sorpresa a la madre del joven cuando el teléfono de casa empezó a sonar y las personas dejaban su dirección.

Uno + dos = tres

Los motivos y la voluntad de Chediak Martínez conmovieron a colegas y amigos que en poco tiempo decidieron apoyarlo en ese periplo comunitario a favor de la vida; otros que como él, luego del trabajo en zona roja, también decidieron desafiar cansancio y distancias para responder a quienes confiaron en la disposición entregada a través de aquella publicación digital.

Cuando Alexei Marjendié Hernández y Leudis Vásquez Serrano se unieron al esfuerzo, el trabajo se organizó mejor, al permitir que cuando uno de los tres estaba de guardia, los otros atendieran las necesidades de quienes se comunican vía telefónica y distribuyeran la labor por áreas.

“Era complejo porque había menos tiempo para el descanso y los compromisos personales, pero la gratitud de cada persona al verse atendida por alguien que no conocen y llega dispuesto a examinarla, es algo que nos satisface, porque el principal objetivo siempre es evitar que los pacientes se compliquen en casa”, explica Alexei Marjendié.

médicos guantanameros 3Alexei Marjendié Hernández.Cuenta el galeno que durante agosto, en los días más difíciles de la tarea, llegar a una vivienda también implicaba, a veces, ir a otras del mismo barrio donde había personas necesitadas de un criterio o atención médica.

El día de la visita periodística el agotamiento de Vásquez Serrano puede leerse a través de su mirada. Afirmó que ese día sintió la necesidad de recuperarse tras la jornada de guardia en el centro de aislamiento habilitado en la Escuela Formadora de Maestros.

En su casa todos se acostumbraron a estar con nasobuco desde que él trabaja en zona roja, conscientes de que con el nuevo paso los riesgos se duplicarían. A la entrada de la casa se ubica un cesto de ropa para que deje ahí el vestuario sucio, inicio de un protocolo minucioso que le espera cuando regresa al hogar.

“Chediak recibía las llamadas y los datos y de ahí distribuíamos el trabajo. Encontramos desde pacientes necesitados de una opinión médica ante la duda de ser portadores de la enfermedad, hasta otros con criterio de ingreso para sala de cuidado intensivo.

“Tenemos un oxímetro que nos facilitó un colega, lo que permitió medir el nivel de saturación de oxígeno en la sangre. Encontramos casos con valores críticos de ese parámetro. Actuamos según los recursos en mano, como medicamentos donados, y nos prestaron un nebulizador -equipo que aporta oxígeno al paciente- y eso nos ayudó”, cuenta Vásquez Serrano y añade:

“Los casos más críticos los estabilizamos previo al traslado hacia una institución de salud. A medida que fuimos avanzando por las comunidades nos convencíamos cada vez más de cuán necesaria era nuestra tarea”.

Llegar

Zenia Arrate Ballester ya había escuchado hablar del doctor Chediak, luego también vio la publicación en redes sociales, padeció la COVID-19 en casa y aunque no tuvo síntomas agudos acudió al joven médico para que la salvara de dudas sobre el estado de sus pulmones, y lo tuvo en su hogar el mismo día de la llamada.

“Toma muchas precauciones con el lavado de la manos, y limpia el estetoscopio”, señala la guantanamera de 42 años agradecida también de las atenciones quemedico cubano él brindó a su madre en el mes de agosto ante la sintomatología respiratoria de esta, que afortunadamente no pasó de un catarro común, pero tuvo los consejos y orientaciones del galeno para el tratamiento en casa.

Yaimara Villaverde Marcé también despejó las dudas con la visita de Chediak Martínez, a ella lo que más la sorprendió fue la rapidez con que él llegó a la casa luego de contactarlo, los temores de la reportera de la Agencia Cubana de Noticias (ACN) solo se redujeron a una alergia común de las que padece, pero ella prefirió ser precavida y acudió al diagnóstico preciso.

Después el titular y el texto periodístico bajo la firma de Villaverde Marcé en la ACN contaron parte de esa historia, que hoy todavía tiene pasos en la calle que la alimentan.

Los días de pandemia se debaten entre la batalla por la vida y el ensañamiento de un virus dispuesto a cumplir a toda costa sus caprichos. En la línea que marca la frontera entre lamentos y salvación, están los esfuerzos de quienes han decidido dar el máximo para frenarle a la COVID-19 sus conspiraciones.

Comentarios   

+1 #1 Zoelia 27-09-2021 12:36
Gracias galenos por esa valiosa contribución a la lucha contra la pandemia; gracias Cuba por formar profesionales como ellos dispuestos a darlo todo en vienestar de la salud de la población.#VivaCUBA.
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