precios bajarÁngel Wílmer Moreno Columbié, director de la UEB La Avellaneda, afirma que es un problema conformar el precio de venta de los productos.Cuba atraviesa un fenómeno económico complejo, que se traduce en un proceso inflacionario, marcado mayormente por el déficit de ofertas, lo que ha causado un incremento desmedido de los precios, que dificulta adquirir determinados bienes y servicios necesarios en el desarrollo de la vida común y para la realización de los proyectos personales.

Recientemente, en la Mesa Redonda de la TV Cubana, Meisi Bolaños Weiss, ministra de Finanzas y Precios, explicó que hay dos causas fundamentales incidentes en el incremento de los precios: el Ordenamiento monetario que comenzó en 2021, que trajo consigo una serie de ajustes y, a su vez, un proceso de devaluación del peso cubano, y el aumento de los costos de la materia prima, insumos y los productos terminados de importación.

El país busca alternativas para controlar la inflación, tratando de lograr mayor estabilidad en las ofertas, propiciando la autogestión de las empresas estatales y otorgándole autonomía para formar precios.

Guantánamo no escapa al escenario de los elevados precios, tanto en el entorno estatal como particular, a pesar de lo cual determinados establecimientos devenidos Unidades Empresariales de Base (UEB) intentan “nadar contracorriente” y venden (muy pocas) a precios asequibles a la población, sin generarles pérdidas económicas a la entidad.  

De precio de costo y de venta

Son las 8:30 de la mañana y la cola en la cafetería La Avellaneda es larga, aunque avanza rápido. Juan Alberto Silega, un señor de casi 70 años, quien acostumbra a comprar allí, lo hace -así lo dice-, por la calidad y variedad de las ofertas, con precios que lo satisfacen sin mucha afectación a su chequera de jubilado.

El bocadito, es barato, afirma. “Este de mortadella roja cuesta seis pesos, afirma. Hay muy pocos lugares en Guantánamo que ahora mismo venden un pan a ese precio. La mayoría, si aparecen, valen más de 15 pesos, y eso no hay bolsillo que lo aguante, asegura.

Eddy Herrera es trabajador por cuenta propia y a menudo desayuna en esa cafetería. Reconoce la variedad de ofertas y “lo mejor es que casi todo es barato, comparado con iguales ventas en otros establecimientos”.

La UEB Restaurante La Avellanada es de referencia nacional, no solo por el buen servicio que presta. Ahora mismo es de los pocos centros gastronómicos que ante el tsunami de los precios, los mantiene asequibles, principalmente en la cafetería, donde los jubilados compran el desayuno con frecuencia.

Ángel Wílmer Moreno Columbié, director de la mencionada UEB, explica que desde que pasaron a unidad perfeccionada, en 2021, los resultados son mejores. “Logramos pagar las utilidades trimestrales, y la Resolución 99 del Ministerio de Comercio permite realizar contrataciones y gestiones de compra hasta con las nuevas formas de gestión no estatal”.

Argumenta que lo difícil, más que conseguir la materia prima, es conformar el importe de la venta para el producto a comercializar. Los costos que ponen los trabajadores por cuenta propia, y hasta el Estado, son elevados y resulta complejo formar precios asequibles al cliente sin dejar de tener ganancias.

precios bajar2La cafetería La Avellanada es de las pocas con precios de venta asequibles a la población.

“La Ley 28 del Ministerio de Finanzas y Precios reglamenta la conformación de los precios. Incluye en la ficha de costo del producto gravámenes como el 10 por ciento que se le paga a la Empresa de Alojamiento, el 0.4 al Grupo Empresarial de Comercio, el 10 por ciento sobre las ventas a la ONAT, más los gastos de electricidad, agua, transportación y mano de obra, y solo entonces sale el precio final”.

Moreno Columbié detalla algunas de sus decisiones para bajar los precios de venta:

“Cuando el valor del producto es muy alto (sucede con la carne de cerdo comprada al particular, a 170 pesos la libra), tratamos de eliminar de la ficha de costos algunos gastos directos que intervienen en la elaboración, y siempre que podemos la vendemos como “completa de cerdo asado”, lo cual permite bajar los precios de otros productos como es el caso de la ración de arroz.

En la UEB México Lindo también se pone a prueba la capacidad de los trabajadores para disminuir el importe. Allí el pan más barato puede costar 3.00 pesos, pues es con salsa de tomate; mientras el más caro, con minuta de cerdo y ensalada, lo comercializan a 15 pesos.

Miladys Videaux Elizástigui, directora de esa UEB, coincide en que es difícil conformar el precio de venta, debido a que la materia prima que compran es muy cara.    

La semana pasada compraron cerdo ahumado a 260 pesos la libra y, por mucho que negociaron con el suministrador, no bajó el monto, incrementado en lo sucesivo. “Tuvimos que encarecer hasta 140 pesos la ración, de lo contrario, se reportan pérdidas que a todos afectan, pues de las ventas sale el salario del colectivo.

Ambos directivos (La Avellaneda y México Lindo) afirman que el principal gravamen de los precios es el elevado costo de la materia prima, a lo que se suma la carencia de cerveza, bebida que contribuye a bajar el importe de venta y a aumentar la clientela con el consiguiente favor a las ganancias de la entidad.

precios bajar3Juan Alberto Silega reconoce la buena calidad de los productos que oferta la cafetería, además de los bajos precios con los que venden allí.

 Cumplir lo que dice la ley

La conformación de precios tiene su base legal en la política del Ministerio de Finanzas y Precios, entidad encargada de definir la cuestión, asevera Fernando González López, presidente de la Asociación de Economistas en Guantánamo.

El entramado lo conforman las Resoluciones 21 de 1999, que define la metodología general para la formación de los precios; la 348 del 2020, que aprueba los precios minoristas máximos; la 9 del 2021, que fija y modifica los precios minoristas, y la 28, la cual expresa que los precios no deben ser abusivos ni especulativos.

Si se cumpliera cada resolución como establece la ley, explica el economista, los precios de venta no fueran tan elevados, ya que hay algunas empresas que comercializan un producto a seis veces el importe de su costo inicial para justificar la improductividad de su entidad y buscar eficiencia a través de los precios.

González López reconoce el aumento del costo de la materia prima importada y no importada, pero afirma que hay irregularidades para la conformación de precios tanto por parte de quienes venden a las empresas mayoristas como a las minoristas, por errores en los cálculos para los costos.

Mencionó la utilización de indicadores directos que no se corresponden con la producción, los gastos indirectos que fueron derogados, utilizar margen comercial del 20 por ciento en vez del cinco por ciento establecido..., y alterar el tiempo de elaboración de los productos.

La inflación ha llegado a todos los establecimientos, sin importar lugar ni productos con buena o mala calidad, controlarla no es tarea fácil, como tampoco se resuelve en poco tiempo, hace falta para ello elevar la producción y que las ofertas crezcan.

A corto plazo podemos eliminar trabas burocráticas para quienes producen y exigir que se cumplan las leyes y resoluciones del Ministerio de Finanzas y Precios, realizar inspecciones diarias y que el

Cuerpo de inspectores ante cada ilegalidad exija que el implicado asuma las consecuencias de su infracción, concluyó el economista.

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