Difícil eludir la condición de apasionado historiador de Luis Figueras Pérez, de 80 años, al tratar de captar su testimonio personal como participante en la primera visita de Fidel Castro Ruz a Guantánamo, el martes 3 de febrero de 1959, a apenas 34 días del triunfo de la Revolución de la cual era su jefe indiscutible.
"Hay que tener en cuenta que yo, aunque combatiente del Ejército Rebelde contra la tiranía batistiana, era apenas un muchacho de 16 años. Hay que contextualizar el hecho. Fidel había recorrido el país, en jubilosos actos multitudinarios con diversos sectores populares escuchando demandas y explicando la política revolucionaria, dirigir la Operación Verdad, visitar a Venezuela, ser nombrado primer ministro..."
Después de detallar con precisión documental esos y otros aspectos de aquellos días iniciales, Figueras vuelve a su experiencia: "Fue un recibimiento apoteósico. Yo formaba parte de una compañía que custodiaba delante el trayecto por tramos en un camión, desde el aeropuerto de Los Caños (actual Mariana Grajales), a la llegada de Fidel en horas de la mañana en el avión Sierra Maestra".
Allí vio por primera vez al Jefe de la Revolución Cubana.
Luego seguí hasta ya cerca del entonces parque 24 de Febrero, haciendo a pie el tramo hasta la posición asignada, junto al edificio que ocupa hoy la dirección provincial de Educación".
La alta tribuna con micrófonos para la amplificación local y la transmisión radial se situó en el frente de la escuela de Comercio (hoy Politécnico de Economía Asdrúbal López). Luis identificó desde su puesto a Fidel y otras personalidades acompañantes y de la localidad.
"Allí no cabía un alma más, y el pueblo se mezcló con el cordón de seguridad. En la primera fila custodiando la tribuna estaban los jóvenes exploradores de la organización nombrada Boy Scout", precisa el testimoniante.
Relata que el pueblo masivamente apoyó los pronunciamientos de Fidel en su discurso, pronunciado sobre el mediodía de aquel día claro y alegre, "con sol, más no caluroso". Algunos enarbolaban carteles con demandas de sectores locales y de apoyo a la Revolución, y también intervenían con voces en el diálogo con Fidel.
Las palabras del máximo líder, transcritas de la versión taquigráfica, pueden leerse íntegramente en http: //www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f030259e.html, y reflejan la atmósfera de aquel encuentro.
"Recuerdo que Fidel habló de la relación con la base estadounidense, creación de las milicias, de la unidad de fuerzas revolucionarias, y demás proyecciones inmediatas, en un lenguaje claro, asequible, acomodado a aquel momento y con la maestría que define Frei Beto como de "alfabetización política", expone valorativamente el historiador.
Y finalmente vuelve a sus recuerdos con una sonrisa: "Fue un día tan alegre que jamás olvidé".