En el municipio de Niceto Pérez, una mujer destaca no solo por su destreza con las manos, sino también por la valentía de haber enfrentado la vida con una discapacidad que, lejos de frenarla, la impulsó a seguir adelante.
Mileinis Durán Rivera teje con rapidez sorprendente. Su mano derecha, inmóvil, la mantiene como apoyo y sostén, mientras con la izquierda, ágil y firme, agarra agujas, tijeras, hilos, fibras para juntas seguir el ritmo de un tejido que parece no detenerse jamás.
Desde que tenía tan solo un año de edad, Mileinis fue diagnosticada con hemiplejia derecha, parálisis que afecta esa mitad de su cuerpo. No obstante, en su relato no hay espacio para la autocompasión. “Eso no me impidió aprender un oficio”, afirma.
A los 18 años, motivada por el deseo de ayudar a la familia, comenzó a tejer. Su padre, único sostén económico de la casa, dudaba de sus capacidades, pero Mileinis estaba decidida: “Yo sí puedo, si aprendo, y así empecé”.
Así aprendió a tejer, a coser, y a transformar materiales simples, en arte.
Con el paso de los años, su habilidad y amor por el oficio la llevaron a compartir sus conocimientos con los demás. “Me fui trasladando a Consejos Populares, enseñando a otras personas lo que sabía hacer”, explica Mileinis, quien fue mentor para muchos en su comunidad, incluidos sus propios hermanos, sobrinos y vecinos, convirtiendo aquella necesidad de ayudar a su familia, en verdadera vocación.
A los 23 años, comenzó a trabajar en un taller de artes manuales en Niceto Pérez, donde permaneció hasta los 37. Además de su labor como artesana, también ocupó responsabilidades en la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores de ese municipio, donde terminó su etapa laboral.
Hoy, después de 10 años de jubilación, sigue tejiendo y cosiendo, sin que la edad ni el descanso le hayan hecho perder la pasión por su oficio.
En su comunidad, La Yaya, ha creado el Proyecto Milo, iniciativa comunitaria que ella misma dirige. Son 13 mujeres y tres hombres y ella la líder, quien enseña técnicas de manualidades, y también fomenta la inclusión, la solidaridad y el trabajo en equipo.
“Cada uno de nosotros trabaja en casa, pero luego nos reunimos para exponer lo que hemos hecho en las exposiciones del municipio”, cuenta con la humildad de quien conoce el verdadero valor de la constancia.
Gracias a su esfuerzo Mileinis ha participado en eventos de mujeres creadoras a nivel local y también en La Habana, Santiago de Cuba y Villa Clara.
Próxima a cumplir 57 años en noviembre, se ha ganado el reconocimiento por su compromiso con las mujeres creadoras y su incansable trabajo a favor de la comunidad. “He podido hacer mucho, pero lo que más valoro es que todo lo que he logrado ha sido gracias al esfuerzo y a mi trabajo”, asegura, porque ella es una creadora incansable.
Sus manos dan forma a gran variedad de productos: servilletas, muñecos, almohadones, bolsos, sombreros y carteras con materiales como fibras de yarey, anacahuita, majagua, y otros increíbles como mangueras plásticas o cajas de pollo desechadas que con su talento, cobran nueva vida.
Cada trabajo es un reflejo de su dedicación y su amor por el arte de las manualidades. “Todo el tiempo que paso en casa lo dedico a coser o tejer. Si no estoy tejiendo, estoy cosiendo”, afirma, con una sonrisa de satisfacción que refleja la paz que encuentra en su oficio, al transformar lo cotidiano en arte, y lo imposible en posible.
Asegura que cada puntada o tejido es una forma de comunicación, de compartir con su comunidad lo que sabe hacer, e inspirar a otros independientemente de las adversidades: “siempre se puede encontrar un camino hacia la superación y la felicidad, con voluntad y pasión, no hay barreras imposibles”, aseveró.