cafe alcoholLa droga, en el sentido más amplio del término, es considerada una sustancia química que tiene efectos biológicos nocivos en las personas. En farmacología es utilizada en el tratamiento, curación, prevención y diagnóstico de enfermedades o para mejorar, de una forma u otra, el bienestar físico o mental.

¿Sabías que las drogas más adictivas son las legales, y se consumen excesivamente? Entre ellas están el café, el tabaco, el té, el alcohol, el refresco de cola y los medicamentos.

Existen disímiles criterios que defienden el beneficio del café, lo cierto es que es adictivo y debe regularse su ingestión, de igual manera ocurre con todas las drogas legales, por ejemplo, los jarabes para la tos y los analgésicos que se venden liberados en las farmacias, si no se usan debidamente pueden generar consecuencias peligrosas y convertirse en drogas porteras.

El tabaco, por ejemplo, contiene muchas sustancias nocivas a la salud: la nicotina es responsable de los efectos sicoactivos y crea dependencia del tabaco; los alquitranes devienen sustancias cancerígenas; el monóxido de carbono dificulta la distribución de oxígeno a través de la sangre y afecta el sistema respiratorio, lo cual provoca bronquitis, arritmia, taquicardia, trombosis, infarto del miocardio…

El alcohol, además de generar cambios conductuales como aumento de la agresividad, causa severos problemas a la salud que van desde las enfermedades psiquiátricas hasta las del hígado y el corazón, entre otras.

Y pese a que muchas personas conocen que el consumo de esas sustancias modifican sus estados de ánimo las ingieren en exceso, por el solo hecho de sentir placer’.

En los últimos tiempos ha habido descontrol con los sicofármacos pues, por citar ejemplos, a la vista de todos se escucha pregonar a viva voz, día tras día y por doquier: ‘Llevo Clonazepam, Diazepam, Amitriptilina…, extremadamente caros para los pacientes que verdaderamente necesitan, pero al alcance de la mano de aquellos que los consumen arbitrariamente exponiendo su salud.

Lo cierto es que para poner coto al consumo de esas sustancias adictivas deben unirse la familia y la escuela de conjunto con los sectores sociales.

A la familia le corresponde ser la primera en evitar que, sobre todo, los más jóvenes empiecen a fumar, a beber alcohol…, no puede perder de vista a los adolescentes y saber con quiénes estudian o pasean, a dónde van; impedir que desanden a altas horas de la noche…, y así se evitaría que esas drogas aparentemente inofensivas sean porteras de otras sustancias más dañinas a corto plazo y caigan en un callejón sin salida’.

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