Todo niño merece crecer con amor, respeto y oportunidades. La Revolución ha defendido siempre ese principio, y Guantánamo lo ratifica con la apertura de la primera escuela para niños autistas de la provincia.

1portada autPadres y profesores participan de la atención integral a los niñosEl centro Desembarco del Granma abrió sus puertas el primero de septiembre con una misión clara: educar, acompañar y multiplicar esperanzas. Allí comienza a escribirse una historia distinta.

La institución, décima de su tipo en el país, inicia con una matrícula de 25 educandos. Sus aulas, talleres y áreas de juego están diseñadas para potenciar la inclusión y el desarrollo de habilidades. No se trata solo de un espacio físico, sino de un proyecto de vida. Cada niño encuentra aquí un lugar donde es comprendido, respetado y estimulado a su propio ritmo.

SAVE 20251014 101307Yannay Barrera, directora del centro.Yannay Barrera Correa, directora del centro, explica que el camino hasta la inauguración fue largo y lleno de aprendizajes. Durante cursos anteriores ya se atendían niños con necesidades especiales, pero ahora se consolida un sueño mayor: una escuela especializada, con los recursos necesarios y un equipo docente preparado.

La voluntad antecedió a la oficialidad. La plantilla de 37 trabajadores incluye maestros, sicopedagogos, logopedas y personal de apoyo. Todos recibieron preparación metodológica en Guantánamo y Santiago de Cuba, donde conocieron experiencias similares.

La formación continúa cada día, porque atender a un niño autista requiere sensibilidad, creatividad y constante superación. Aquí enseñar es también aprender. La escuela cuenta con un salón de fi sioterapia, otro de logopedia, un arenero, una piscina terapéutica y un parque infantil.

SAVE 20251014 101245El área de fisioterapia es básica para el desarrollo de la motricidad.Esos espacios no son adornos, sino herramientas para la estimulación temprana y la interacción social. Cada juego, cada ejercicio, cada inmersión en el agua está pensado como parte de un tratamiento integral que combina ciencia y ternura.

Los padres son parte esencial del proceso. Se organizan capacitaciones periódicas para orientarlos sobre cómo acompañar el desarrollo de sus hijos en casa y en la comunidad. La escuela se convierte así en un centro de referencia, que trasciende sus paredes y multiplica conocimientos hacia toda la provincia.

La inclusión es un compromiso compartido.

La escuela como una familia

La sicopedagoga Sairelis Lobaina Vidal vive este inicio como un gran reto personal y profesional. Recién graduada, se adentra en un universo distinto que exige paciencia infi nita y entrega sin límites.

Para ella, la primera lección ha sido clara: no basta con técnicas, hace falta un amor genuino para guiar a niños tan delicados, sensibles y únicos. Sairelis recuerda experiencias personales que la marcaron antes de llegar a este centro. Un primo autista y otro con discapacidad intelectual en su familia les dieron pistas de lo que signifi ca convivir con esas realidades.

Hoy, desde la práctica pedagógica descubre la importancia de la familia, la comunidad y el trabajo en equipo para lograr resultados duraderos. El lenguaje es uno de los mayores desafíos, refiere Saily Córdova Basulto, la logopeda del centro.

En muchos niños autistas la comunicación oral está afectada, y deben aprender a expresarse mediante gestos, pictogramas o ejercicios de estimulación muscular. Palabra a palabra se construye un puente hacia el entendimiento. Cada avance, por pequeño que sea, se celebra como una victoria.

La atención personalizada marca la diferencia. Algunos niños logran hablar fluidamente, otros apenas comienzan a reconocer sonidos o a señalar con imágenes. Lo importante es respetar sus tiempos y acompañarlos con juegos, canciones y ejercicios.

Aquí no hay prisa, porque la meta es más profunda que el aprendizaje académico: se trata de aprender a comunicarse con el mundo. Las maestras también sienten que sus vidas cambian con esa experiencia.

Dayisel Crael Brooks, con siete años en la institución, asegura que trabajar con esos niños es un acto de amor diario. Ella los ve como hijos propios, a quienes dedica paciencia y ternura. Descubrir sus gustos y talentos, como el canto en el caso de una de sus alumnas, le llena de orgullo.

En sus palabras, la clave está en entender a cada niño desde su mundo interior. Solo así es posible que ellos también comprendan y confíen en los adultos.

La enseñanza no se limita a los contenidos, incluye también la computación, los juegos y la interacción cotidiana. Cada logro, desde usar un mouse hasta entonar una canción fortalece su autonomía y autoestima.

Para Xiomara Durán Hierrezuelo, maestra reincorporada, el trabajo apenas comienza. Su reto actual es un aula de primer grado con niños autistas. “Cada uno es diferente”, asegura, “y hay que entrar en su mundo azul para guiarlos”.

Los pictogramas, con fotos que identifi can objetos y lugares se convierten en aliados para ordenar la rutina y dar seguridad a los pequeños. El aula es un universo de símbolos donde cada niño encuentra su lugar.

Desde la toalla hasta la mochila, todo lleva su foto para que logre reconocerse e identifi car su entorno. Ese método, aparentemente simple, abre puertas enormes: el niño gana confi anza, estructura su pensamiento y comienza a comprender las reglas básicas de convivencia escolar.

Virgilia Hechavarría Martín, con más de 16 años en la enseñanza, confi esa que esta ha sido su tarea más difícil y a la vez más gratifi cante. “Nada puede ser lineal en el aula”, alega. Cada niño requiere un camino distinto, una estrategia adaptada a sus necesidades. Aquí la preparación docente va de la mano con la intuición y la sensibilidad.

Virgilia recuerda con emoción el caso de un niño que “no hacía nada” según decían sus antiguos maestros. Con creatividad y materiales reciclados logró que identifi cara colores, tamaños y formas; ese pequeño avance fue suficiente para sentir que su esfuerzo valía la pena. Son esas victorias silenciosas las que sostienen el ánimo en medio de la complejidad.

El día a día exige elaborar medios de enseñanza con lo que haya: cartón, papeles reciclados, un poco de pintura que traen los padres. No hay lujos, pero sí mucha inventiva. Cada material se transforma en herramienta para enseñar motricidad, coordinación o preescritura. Jugar a abotonar, desenroscar o acordonar se convierte en un paso hacia la independencia.

Un anhelo, una realidad

La escuela también es un lugar de encuentro con otros centros educativos. Periódicamente se organizan actividades conjuntas para que los niños autistas de la provincia interactúen entre sí y con otros alumnos. Esos espacios fortalecen la socialización, fomentan la empatía y derriban prejuicios. La inclusión no es un discurso, es una práctica viva. El sueño azul se hizo realidad gracias a un esfuerzo colectivo.

El apoyo de empresas estatales y privadas permitió realizar acciones constructivas decisivas. Se renovaron aulas, se habilitaron áreas de juegos y se levantaron espacios de terapia. Cada ladrillo colocado tuvo un propósito: abrirle camino a la esperanza de muchas familias guantanameras.

La mipyme Construcciones Edén, liderada por Roeldri Rigondeaux Durand, asumió con entusiasmo gran parte de las obras. No fue la primera vez que este actor privado tendió su mano sin costo alguno para apoyar proyectos sociales. Lo hicieron por el placer de servir, convencidos de que cada aporte transforma la vida de quienes más lo necesitan.

Hoy, en Desembarco del Granma se respira ilusión. Los niños sonríen, juegan y aprenden a su manera, acompañados por maestros y familiares. La escuela no es solo un espacio físico, sino un símbolo de inclusión y justicia social.

En cada aula, en cada parque, en cada terapia, late un futuro posible donde todos tienen derecho a ser felices. El sueño azul ya no es un anhelo, es una realidad. Se llama escuela, pero también esperanza, ternura y compromiso. Se llama Revolución, que una vez más demuestra que, incluso, en tiempos difíciles, la cultura, la educación y el amor son prioridades. En Guantánamo los niños autistas ya tienen su lugar. Y ese lugar ilumina a toda Cuba.

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

feed-image RSS