Screenshot 20251209 172022 GalleryAldana Villar explica que ante la crítica situación electro energética nacional, Guantánamo se encuentra operando bajo el esquema de máxima capacidad apagable
La crisis energética que vive el país ha dejado de ser una sucesión de apagones esta semana. Cortes eléctricos de alrededor de las 20 horas, provocados por críticas averías, déficit de combustible importado, entre otros factores, se suman a la compleja situación electro energética nacional.
 
Para desentrañar esta complicada madeja y entender (al menos) la situación, Venceremos dialogó con el ingeniero Edel Aldana Villar, director Técnico de la Empresa Eléctrica en Guantánamo, una provincia que, como todas, sufre los rigores del déficit,  pero que también implementa protocolos, en medio de la escases.
 
El lunes 8 fue descrito como un día de "afectación total", con un promedio de 20 horas y 36 minutos sin electricidad en Guantánamo, ¿cómo se toma la decisión de qué circuitos se mantienen y cuáles no? ¿Existe realmente un horario de rotación estable?
 
La actual situación energética del país continúa siendo muy crítica, de ahí que nuestra provincia se encuentra operando bajo el esquema de máxima capacidad apagable.
 
Esto significa que todos los circuitos eléctricos que pueden ser desconectados están afectados y que su restablecimiento será en la medida que el sistema electro energético mejore sus condiciones.
 
 El concepto de rotación como se conocía con horarios predecibles por zonas es imposible. La decisión ahora es dinámica y se basa en la disponibilidad en tiempo real del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y las prioridades vitales innegociables. Cuando decimos que el promedio en la provincia fue de 20 horas y 36 minutos, hay circuitos que superaron ampliamente ese tiempo y otros que estuvieron menos. 
 
Los que denominamos "circuitos no apagables" son circuitos que, bajo ninguna circunstancia, entran en el esquema de desconexión porque alimentan instalaciones de primera necesidad o, de manera más sensible, viviendas donde residen niños con condiciones de salud críticas, que dependen de equipos médicos las 24 horas del día. 
 
Para ellos, un apagón es un riesgo mortal. En el municipio de Guantánamo tenemos cuatro casos de este tipo, uno en la zona norte, dos en el centro y otro en el área sur.  A cada vivienda les suministramos desde dos circuitos independientes. Así, si el sistema requiere apagar uno, automáticamente la vivienda se alimenta del otro. 
 
Esta es la razón técnica y humanitaria por la que algunos sectores, como parte del sur de la ciudad, puedan percibir cortes menores; no es una desigualdad arbitraria, es una medida de protección a la vida. Lo mismo aplica al hospital infantil Pedro Agustín Pérez (ubicado al sur de la ciudad) y al hospital Octavio de la Concepción y la Pedraja, de Baracoa. 
 
Estos son los únicos horarios fijos que quedan. El resto de los circuitos la inmensa mayoría entran en lo que llamamos "el bloque de máxima afectación", y su servicio depende exclusivamente de los Megawatt (MW) que el SEN pueda liberar en cada momento. No hay planificación posible más allá de unas pocas horas.
 
Adentrémonos en el estado actual del sistema. Usted ha utilizado el término "situación crítica extrema". ¿Qué conjunción de factores define esta contingencia?
 
Es la confluencia de problemas estructurales de larga data con averías agudas y simultáneas. La base está en el déficit de generación. Sobre eso, en la generación base, que son las grandes termoeléctricas. En este momento tenemos fuera de servicio por averías en caldera a la unidad 5 de Mariel, la 3 de Cienfuegos, la 6 de Nuevitas y la 6 de Renté. 
 
Estas no son paradas programadas; son fallos técnicos que, por la naturaleza del equipo, requieren tiempo solo para el diagnóstico, pues la caldera debe enfriarse completamente antes de que los técnicos puedan incluso evaluar el daño. 
 
A esto se suma la unidad 2 de Felton, con una avería de largo plazo. Paralelamente, están en mantenimiento (programado o prolongado) las dos unidades de San Cruz y la unidad 4 de Cienfuegos, que aún no se reincorpora. 
 
Pero la situación es más compleja aún. La generación distribuida las plantas más pequeñas que usan fuel oil o diésel y que deberían aliviar la carga tiene 98 centrales eléctricas inoperativas en todo el país, lo que representa 895 MW que no podemos producir. 
 
La causa principal es la falta de combustible diésel especial, que es importado. No lo producimos aquí. A eso se le suman 83 MW más por falta de lubricantes. En total, casi 978 MW de la generación distribuida están bloqueados por problemas logísticos de insumos importados. Esta capa de generación, que debería ser nuestro alivio táctico, está prácticamente anulada.
 
Con ese panorama, ¿cuál es la ecuación para esta noche? ¿Qué disponibilidad hay y qué déficit se enfrenta?
 
Para el pico nocturno de hoy (martes 9 de diciembre), proyectamos una disponibilidad de apenas mil 300 MW. La demanda esperada es de unos 3 mil 200 MW. Eso nos deja con un déficit de mil 900 MW, que es una cifra muy elevada. 
 
Traducido a la experiencia ciudadana, significa que, en el mejor de los casos, la mayoría de los circuitos volverán a experimentar afectaciones de entre 19 y 20 horas, similar a lo del lunes. 
 
Usted mencionó un fenómeno colateral: las averías en la red de distribución provocadas por los usuarios al regresar el servicio. ¿Podría explicar?
 
Es un problema operativo muy severo que agrava la situación. La población, comprensiblemente, conoce que los períodos de electricidad son breves, de dos a tres horas como mucho. En el momento en que el servicio se restablece, se produce un encendido masivo y simultáneo de aires acondicionados, refrigeradores, bombas de agua, etc. 
 
Este "factor de coincidencia" de la demanda genera un pico de carga instantáneo que muchas veces supera la capacidad de los transformadores de distribución y las protecciones de los circuitos, provocando nuevos disparos y averías. 
 
Es un ciclo frustrante para todos: nosotros restablecemos un circuito, y a los 10 o 15 minutos se cae de nuevo por sobrecarga. Solo al amanecer de este martes recibimos más de 100 quejas por este tipo de fallos puntuales, que está saturando y dañando la red de distribución.
 
Ante este escenario ¿Cuál es el pronóstico de recuperación?
 
La ruta de recuperación, siempre frágil, está supeditada a las termoeléctricas. Si los equipos de reparación logran cumplir con los plazos estimados, dentro de 48 a 72 horas deberíamos empezar a ver la reincorporación paulatina de alguna de las unidades actualmente en avería. 
 
Esto es fundamental, porque la generación base es la que estabiliza la frecuencia y los parámetros técnicos de todo el Sistema Eléctrico Nacional. Solo con una base más sólida, la generación distribuida (si logra combustible) y las fuentes renovables pueden integrarse de manera efectiva. 
 
Por lo tanto, el pronóstico es que, si no surgen nuevas averías, podríamos comenzar a ver una ligera mejoría en la disponibilidad a partir del jueves o viernes. 
 
Nuestro trabajo es gestionar esta crisis con el máximo rigor técnico y con la prioridad absoluta puesta en proteger los servicios esenciales y la vida de los más vulnerables.