Yankiel Almirall no había tenido jamás tantas ofertas de empleo a disposición de las personas.

El Subdirector de Trabajo y Seguridad Social del municipio de Pinar del Río recuerda que toda la vida existieron opciones en sectores como Comunales o la Agricultura.

Sin embargo, la larga lista que hoy maneja su Departamento no tiene precedentes, e incluye una enorme variedad de plazas en decenas de empresas y organismos.

En total, suman 282 los puestos vacantes identificados en el territorio, en áreas que van desde la informática y las inversiones hasta la industria ligera, y desde la economía, el ordenamiento territorial y la transportación de pasajeros hasta el correo.

«Esa cantidad de plazas disponibles que existen hoy, en otro momento no las teníamos», reconoce Yankiel.

La situación contrasta con la tendencia que hace dos años y medio marcara la Tarea Ordenamiento.

En febrero de 2021, a apenas un mes del inicio de este complejo proceso, Granma hacía notar, entre sus aspectos positivos, un marcado interés de las personas por el empleo.

Solo en Pinar del Río, en ese brevísimo tiempo, 5 393 personas habían acudido a las oficinas de Trabajo en busca de alguna oferta laboral.

La cifra superaba varias veces lo que normalmente se registraba durante un año entero, y comprendía un número importante de jóvenes y de mujeres.

«Este nivel de solicitudes está totalmente fuera de lo común. Siempre existieron personas en busca de empleo, pero no en estas cantidades ni en tan poco tiempo», explicaban por aquel entonces a nuestro diario los especialistas del Gobierno provincial.

En el resto del país sucedía lo mismo. Hacia finales de abril, más de 101 340 cubanos habían aceptado alguna oferta laboral en las direcciones de Trabajo; el 33 % de ellos, jóvenes menores de 35 años, y el 36 % mujeres.

Parecía que, por fin, se cumplía el llamado que hiciera en varias ocasiones el General de Ejército Raúl Castro Ruz, a borrar la dañina noción de que Cuba es el único país donde se puede vivir sin trabajar.

Pero ese auge, que incluso llevó a que se originaran largas colas en las oficinas municipales de Trabajo, no duró mucho.

PLAZAS QUE NADIE PIDE

Merlys Gort López, directora de Trabajo y Seguridad Social del municipio de Pinar del Río, admite que, por lo general, las personas no se acercaban a su organismo en busca de empleo porque los salarios eran demasiado bajos y porque predominaban las ofertas muy poco atractivas.

«Trabajo tenía fama de manejar pocas plazas y un grupo muy reducido de opciones, como la recogida de desechos sólidos, la de auxiliar de limpieza o la de obrero agrícola».

La funcionaria señala que, detrás del incremento de puestos vacantes que existe en la actualidad, hay una mayor gestión de su organismo con las entidades para identificarlos, y también otros factores como la emigración.

Además, está el hecho de que, en medio de la compleja situación económica que atraviesa el país, marcada por una altísima inflación, una buena parte de los salarios en el sector estatal (sobre todo en las entidades presupuestadas) ha dejado de ser atractiva nuevamente.

A finales de 2020, previo al inicio de la Tarea Ordenamiento, se anunció que, con ella, confluirían dos factores que generarían una motivación adicional por el trabajo: el incremento salarial y la eliminación de subsidios y gratuidades excesivas.

Ambos factores, dijo, obligarían a muchas personas desocupadas a buscar una fuente genuina de ingresos para poder enfrentar sus gastos.

Y en efecto, con la llegada del llamado «día cero», «las plazas no alcanzaban», rememora Merlys.

En Pinar del Río, ello permitió la incorporación de más de 900 personas al proceso de beneficio del tabaco en escogidas y despalillos, y el completamiento de una buena parte de las plazas en actividades que, históricamente, padecían un déficit de fuerza laboral, como la limpieza del Hospital General Docente Abel Santamaría Cuadrado o la recogida de los desechos sólidos en la capital provincial.

Dos años y medio después, el reacomodo de los distintos actores de la economía en un contexto de crisis, desabastecimiento e inflación, complicado por un largo periodo de pandemia de la COVID-19, ha motivado que el viejo problema de las plantillas incompletas y la falta de fuerza calificada vuelva a aparecer.

UN DOLOR DE CABEZA PARA NO POCOS DIRECTIVOS

La Directora municipal de Trabajo y Seguridad Social de Pinar del Río admite que, «si en los primeros meses de la Tarea Ordenamiento tuvimos un impacto positivo, con el tiempo una parte importante del sector estatal ha quedado otra vez con salarios muy por debajo del sector privado».

Su propio organismo es uno de los que ha sufrido un éxodo considerable de personas que han migrado hacia el cuentapropismo y las mipymes, en busca de mejor remuneración, pero no es el único.

«Nosotros tenemos la plaza de Jefe del Área Económica sin cubrir desde el mes de octubre, y además, tres especialistas de menos en ese Departamento», comenta Ana Martha Pérez, delegada del Instituto de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (Inotu) en la provincia.

«Igual nos pasa con los informáticos. Hoy en esa área existen tres plazas y solo hay una cubierta», añade.

Como si fuera poco, afirma que tampoco disponen de arquitectos, ni ingenieros civiles ni ingenieros hidráulicos, en una institución encargada de dirigir la política del Estado cubano en materia de ordenamiento territorial, urbanismo y el catastro.

Luis Armenteros, jefe de la División Territorial de RadioCuba en Pinar del Río –entidad que garantiza la salida al aire de las cadenas nacionales, provinciales y locales de radio, y de la señal de la televisión–, confiesa que en su entidad la situación también es compleja, y lo peor es que la mayoría del personal que se ha ido es altamente calificado.

En los últimos tiempos hemos perdido más de diez ingenieros, y no logramos reemplazarlos, sobre todo por el tema salarial, dice.

«Todas estas plazas se encuentran radicadas en la Dirección de Trabajo, incluso las hemos puesto en convocatoria, y nadie viene», asegura Armenteros.

La Delegada del Inotu comenta que a su organismo también le ha costado cubrir las plazas vacantes, a pesar de que no han dejado de intentarlo. «Recientemente, se volvió a publicar en las redes sociales, por diferentes plataformas».

Alina Hernández Martín, subdirectora de Empleo de la Dirección Provincial de Trabajo, explica que, si en otro momento se hacía difícil hallar nuevos puestos disponibles, ahora el problema está en encontrar las personas que quieran desempeñarse en ellos.

«Fíjese si se ha vuelto complicado para las entidades, que antes había que insistirles para que fueran al municipio a radicar las plazas, y hoy van solas, debido a la necesidad».

De esta realidad, que se ha vuelto un dolor de cabeza para no pocos directivos, se derivan tensiones, atrasos y otros contratiempos que impactan en las dinámicas internas y también en la población.

«Por supuesto que tiene una incidencia. De cara a los servicios que damos, cada vez que tengamos un especialista menos, es una persona menos en la atención a un consejo popular, en un trámite, en una respuesta», reconoce, por ejemplo, la Delegada del Inotu.

En tanto, la Subdirectora de Empleo de la Dirección Provincial de Trabajo advierte que toda entidad tiene una plantilla establecida para realizar determinadas funciones. «Si esta no está completa, se afecta el cumplimiento de sus procesos o de su objeto social».

Por ello, los listados de plazas vacantes que hoy generan preocupación son apenas un síntoma de un problema mucho más serio, que demanda acciones integrales, desde la formación de la fuerza laboral necesaria para el desarrollo, hasta los incentivos para retenerla, en un país que ha considerado siempre al capital humano como su recurso más importante.

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