No solo lideró la materialización de una Revolución a la jovencísima edad de 32 años. Fidel hizo la Revolución articulando el pensamiento, el coraje y la acción de los mejores compañeros suyos, tan jóvenes como él.
¡Qué admirable aquella generación pujante que, pasados poco más de cinco años de inscribir sus ideales, con letras de sangre, en los muros del Moncada y del cuartel de Bayamo, de padecer prisión, persecuciones y torturas, de llorar a cientos de los compañeros suyos, masacrados o caídos en combate, de privarse de los placeres naturales de la mocedad, derrotaban entonces a uno de los ejércitos mejores equipados del continente, aupado por el mayor enemigo de los pueblos, el Gobierno de Estados Unidos!...