Nora Blanco Mola, decimista guantanamera.Llegar a la tercera edad es un privilegio, cierto que el cuerpo comienza a dar señales del agotamiento acumulado, pero el alma de un anciano no envejece: el tiempo, la experiencia, los errores… colman de vitalidad el espíritu, al menos así lo evidencia Nora Blanco, poeta guantanamera que casi al cumplir 76 años, consuma su primer libro: Detrás del Muro.
El texto publicado bajo el sello de la editorial local El Mar y la Montaña, constituye una de las novedades para la 29 Feria Internacional del Libro en Guantánamo.
A Nora aún le cuesta creerse escritora, una obra ciertamente no basta para ello, sin embargo, es ya el primer paso, además muchos literatos quisieran contar con tal reconocimiento, pero ella es muy modesta, ¿cómo iba a imaginar que terminaría en algo tan valedero, ese pasatiempo que inició para mantenerse activa durante la vejez y compartir con otros la misma inquietud?
Decimista porque…
Natural de la Cuabita, en el municipio de Yateras, Nora cuenta que nació en el seno de una familia de lectores, nadie escribía al menos profesionalmente, pero sí había mucha literatura en el ambiente. Así que en algún momento comenzó a sentir las ganas de escribir y lo hizo sola.
“Tenía 8 años cuando nos mudamos para Guantánamo y acá en la ciudad fue que conocí la décima, por pura casualidad, pues entre los libros que consumía encontré a Juan Chabas, poeta, novelista y crítico español.
“El poemario de ese autor me inspiró mucho y luego conseguí creaciones pertenecientes al Siglo de Oro Español (XVII), época de autores como Francisco de Quevedo (1580-1645), Baltasar Gracián (1601-1658), Luis de Góngora (1561-1627)… a partir de ahí empecé a desarrollarme como decimista”, señala la poeta empírica.
La impronta de los talleres
Los primeros textos públicos saldrían en medio del trabajo, 25 años laboró como contadora y 21 de ellos en Planificación Física, según recuerda cada vez que llegaba el cumpleaños de compañeros de trabajo, a alguien se le ocurría pedirle una rima y Nora, se las regalaba.
“Mis compañeros me decían que debía ponerme en los talleres, pero en esa época estaba muy ocupada, no fue hasta 2011 que decidí probar suerte. Que conste que uno suele ir a ese tipo de espacios con miedo a ser juzgado, pero que te critiquen el fruto de tu trabajo, no debería hacerte sentir mal, y yo lo comprendí yendo”, aclara la señora, la más veterana de los talleristas que asisten los segundos y cuartos viernes a las 6:00 pm a la Casa de la Cultura.
“Primero fui con Sobidelia Iglesias, ella me ayudó a perfilar mis escritos y casi todas las semana acudía en su búsqueda, quería perfeccionar la escritura, entonces supe del trabajo de José Ramón Sánchez Leyva, y me uní al grupo de poetas en potencia del taller Rubén Martínez Villena.
“Allí noté la importancia de contar con la formación más profesional, con esa asesoría, que sin ánimos de exaltarlo, José Ramón realiza excelentemente, pues te enseña la técnica, pero siempre incentiva el modo propio y correcto de usar las nuevas herramientas, porque no basta la inspiración para hacer arte”, comenta la también ganadora de varios concursos literarios en el municipio, como premio al quehacer como decimista.
La obra y punto
Detrás del Muro está compuesta por unos 43 poemas, entre epigramas y décimas, que abordan asuntos de vida, cuestiones rurales, reflexiones que la autora compiló a lo largo de seis años de esfuerzo y dedicación vinculados a los espacios literarios de la Casa de la Cultura Rubén López Sabariego.
Nora Blanco espera que este libro, sea solo el primero de otros por venir, aunque teme que la vida sea muy corta para crear el próximo.
“Sobre todo porque sé que debe ser superior en calidad, eso es lo que aguarda el lector de un escritor primerizo, que la siguiente publicación lo sorprenda. Mientras tanto yo seguiré escribiendo, pues al parecer lo hago bien, y si no pues quisiera que me lo diga el público, que seguro comprará y leerá rapidísimo mis versos Detrás del Muro”.