Los creadores guantanameros se pronunciaron por preservar lo auténtico y lo mejor de la cultura.
El compromiso de los artistas y escritores con la cultura del buen gusto, el rechazo a la banalidad, la preservación de lo auténtico y la transformación positiva de la sociedad sobresalieron en la Asamblea de balance del Comité provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en Guantánamo, al evaluar el trabajo de la organización en 2022 y las proyecciones del presente.
Presidido por Fernando Rojas, viceministro de Cultura, el presidente nacional de la Uneac, Luis Morlote; las máximas autoridades del Partido, el Gobierno y la organización en la provincia, el debate conducido por el crítico Jorge Núñez, abordó nociones tanto del funcionamiento interno del Comité, como del quehacer de las instituciones culturales y demás sectores sociales con incidencia en la espiritualidad y sentido de pertenencia del guantanamero.
Al pasar revista al 2022, la vanguardia artística reflexionó sobre la necesidad de preservar mejor el patrimonio audiovisual y arquitectónico de la ciudad, sobre todo, edificaciones como la casa natal del poeta Regino E. Boti, Monumento nacional, y el Palacio Salcines; con similar urgencia se abordó la situación de la sede de la compañía Danza Libre, vieja demanda del sector.
Los creadores guantanameros significaron cómo pese a las limitaciones materiales y derivadas de la COVID-19, el trabajo de los artistas y escritores no se detuvo, al contrario, buscó nuevas formas de hacer, propiciando resultados relevantes, premios y otros reconocimientos a nivel nacional.
Sin embargo, hay sombras que intentan opacar la luz del gremio de los trabajadores de la cultura, realidad subrayada por Miguel Reyes Mendoza, realizador audiovisual, quien reflexionó sobre el creciente éxodo de profesionales, lo cual incide en la calidad de la programación; la proliferación de productos culturales sin estética ni valores más allá del plano comercial, y la poca sistematicidad de estudios de públicos para evaluar nuestras propuestas y crear otras más atractivas.
Al respecto, la periodista Yanela González refirió la falta de estímulos y de intencionalidad en los medios y la provincia para lograr que los profesionales deseen y construyan aquí su proyecto de vida. Hay que darle a cada cual su valor, y aprovechar más el Registro del Creador audiovisual independiente, pues se desconoce la obra de muchos de sus integrantes, refirió.
Sobre la urgencia de actualizar, de forma inteligente y a tono con las nuevas dinámicas de producción, las presentaciones artísticas, sobre todo, musicales, se proyectó la pianista Teresa Manzanares, preocupada por la perdurabilidad de géneros como la música clásica.
Por su parte, el actor Ury Rodríguez llamó a sacar de la ciudad los formatos, compañías y grupos profesionales para llevarlos a escenarios de otros municipios, montañosos y distantes. Toca reforzar la programación cultural de la provincia, más allá de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa.
“Sin duda, hay que dinamizar la Uneac -reconoció el escritor y vicepresidente de la organización Eldys Baratute-, hay que apoyar el sistema institucional de la Cultura, pero debemos ir más allá del espacio tradicional, llegar a las escuelas, las tiendas, las calles… tenemos que ayudar a mejorar nuestra ciudad, solo entonces podremos decir que somos la vanguardia”.
El viceministro de Cultura, motivado por el debate, reconoció el carácter autocrítico, beligerante y el activismo demostrado por los creadores guantanameros en la etapa que concluye, pero precisó, sin embargo, que ante las viejas demandas y los nuevos retos, la Uneac deberá crecerse, buscar soluciones y liderarlas para seguir aportando a la espiritualidad de la sociedad.