Más de 10 años como director técnico en la primera categoría, con podios incluidos, avalan los resultados de Adrián Laffita.
Pocas pasiones en el mundo se comparan con la que se experimenta cuando un ser humano vive haciendo lo que estudió, aquello que ama. El protagonista de este relato asegura que el baloncesto ha formado parte indisoluble de su personalidad, un estilo de vida que se apoderó de él desde los primeros años de su existencia.
Adrián Laffita Malé, actual director técnico del equipo femenino de baloncesto de la primera categoría en Guantánamo cuenta que sus inicios en el deporte datan de cuando tenía 12 años de edad, cuando dio sus primeros pasos participando en campeonatos pioneriles.
Al finalizar el noveno grado ingresó en la entonces Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Rafael Freyre, donde se desempeñó desde las categorías inferiores hasta la primera, solo durante dos años por limitaciones de salud. Fue entonces cuando decidió apostar por la carrera de entrenador, licenciándose en Cultura Física y con resultados sobresalientes a través de los años.
Adrián en sus inicios al frente de equipos de baloncesto enfrentó un panorama retador. La práctica de esa disciplina por aquellos años no contaba con presencia femenina, por lo que emprendieron él y un grupo de entrenadores, la formación de una pequeña selección de atletas en la EIDE para fomentar esa práctica entre damas y lograr la consecución de un plantel competitivo.
“Empecé con categorías escolares donde el desempeño fue discreto, pero con el paso de los años fuimos evolucionando hasta destacar en campeonatos nacionales juveniles y de mayores”, recordó.
En 2011 Laffita Malé y sus alumnas alcanzaron la medalla de plata en la Liga Superior tras varias ediciones ocupando el segundo puesto, finalmente en 2017, lograron la corona en un equipo todo estrellas conformado entre otras, por jugadoras como Clenia Noblet, Yunieski Bouly, Oslaidis Rojas, María Isabel Montero y Naomi Melisa Rojas, casi todas formadas a través de la pirámide deportiva del alto rendimiento.
Asimismo, el experimentado entrenador de medio siglo de edad, se ha mantenido en el segundo lugar en las últimas tres ediciones de la lid de mayor nivel en Cuba del deporte ráfaga, sin embargo, su felicidad no es completa, ni la suya ni la del colectivo del masculino, porque cada vez hace más falta la existencia de una Academia donde pueda agrupar a sus alumnas y así evitar abandonos y desmotivaciones.
El White, como le llaman en el universo deportivo, sostiene que resulta bastante complicado dirigir un equipo de féminas con diversos caracteres y situaciones personales. Entre sus alumnas hay madres que llevan a sus hijos a las sesiones de entrenamiento, incluso cuando hay competencias viajan con ellos, lo cual dice el sacrificio de cada una de ellas por defender su camiseta.
“Es importante la comunicación y mantener esa relación de atleta entrenador lo más transparente posible para que se sientan en confianza y en familia, de esa manera el trabajo en la cancha es más fácil”.
¿Cuál es la fórmula para mantener el nivel de sus atletas entre los más altos del país?
Aún sin contar con una Academia nos preparamos sin parar de entrenar a diario. En este año la mayoría de las atletas son de diferentes municipios y logramos hacerle un plan de entrenamiento individual. Una vez que están todas reunidas llegan en buenas condiciones físicas.
Trato siempre de inculcar el espíritu de lucha, esa entrega de los guantanameros a la hora de salir al terreno y la disciplina que son valores fundamentales en el deporte. Eso es lo que reflejan ellas cada vez que salen a jugar.
El equipo poco a poco ha ido renovándose por la salida de varias jugadoras experimentadas y con participación marcada en cada juego. ¿Cómo valora el relevo del baloncesto femenino en la provincia?
La correcta selección, captación y clasificación de las atletas en las categorías inferiores es la base del trabajo, un aporte fundamental en los resultados gracias a los entrenadores de esas categorías.
Insisto que para darle continuidad con éxito a ese trabajo es necesaria la creación de una academia para que las subcampeonas nacionales puedan seguir aportando resultados a la provincia con un nivel muy superior, y aunque sin ese espacio hemos logrado destacar, su existencia no deja de ser una motivación para que ellas continúen jugando porque hoy el panorama social y económico es distinto al de años atrás, muchas se desmotivan y se apartan del baloncesto.
Solo puedo decirles que tienen que ponerle mucho amor, dedicación e interés. Son momentos difíciles para el país, con carencias de recursos, y solo estos valores les llevarán a conseguir el resultado en el baloncesto que, para mí, es el deporte más lindo del mundo.
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