colegio universitarioEl Colegio Universitario permite a los alumnos, desde onceno grado, establecer un vínculo más directo con las especialidades que desean estudiar.

Desde pequeña a Luisa Iris Gamboa Mujena le apasionan las Matemáticas. Tanto aprenderlas como enseñarlas despertaban en ella un placer indescriptible, por eso siempre que podía participaba en círculos de interés, concursos, y talleres sobre la materia como parte de su vida estudiantil.

Por eso no fue asombro para nadie verla ingresar en el Instituto Vocacional José Maceo Grajales, siguiendo el camino de las Ciencias Exactas. La sorpresa llegó cuando Luisa Iris, una de las mejores de la clase decidió, en onceno grado, que quería ingresar al Colegio Universitario (CU) de la Universidad de Guantánamo (UG), para estudiar la carrera de Licenciatura en Matemáticas.

“La primera que puso el grito en el cielo fue mi mamá, tuve que convencerla de que educar era mi vocación. Hasta mis compañeros me preguntaron cómo yo de la Vocacional optaba por ser profesora, en vez de ingeniera, médico u otra opción más atractiva para ellos”, dice la joven de 17 años y sonríe pícaramente.

Luisa Iris sabe que muchos estudiantes rechazan las carreras pedagógicas (no saben la importancia vital que tiene el maestro para la sociedad) y tampoco quieren saber de las Matemáticas, bajo el falso mito de que es la materia más difícil y en realidad es fundamental para el desarrollo intelectual, pues permite razonar ordenadamente, desarrolla el pensamiento, la crítica y la abstracción.

colegio universitario2Luisa Iris Gamboa, apasionada de las matemáticas, asegura que educar es su vocación.

Hoy Luisa estudia su licenciatura, al igual que Livia Liz Núñez Cuscó, quien desde el preuniversitario Rubén Batista Rubio también sentía gran atracción por las ciencias, pero nunca se imaginó frente a un aula como profesora.

“En onceno grado empezó a darnos clases la profe Raycelin. Ella con sus métodos ayudó a todos a comprender la asignatura, incluso a los más rezagados. Cada turno estaba matizado por la alegría y algún dato interesante, creo que con ella las matemáticas enamoraban a cualquiera, así que quise seguir su ejemplo”.

Cuenta que fue la propia Raicelys quien le comentó sobre la posibilidad de entrar en onceno grado en el Colegio, que además permitía el ingreso a la Educación Superior sin presentarse a los exámenes. La idea le encantó y hoy ya está matriculada en su primer año.

Luisa y Livia forman parte de los más de 700 alumnos egresados del duodécimo grado que en la UG completan la formación académica para desempeñarse como futuros educadores de generaciones de cubanos, ellas/ellos son la garantía para una sociedad más culta, como la quiso Martí con todos y para el bien de todos.

¿Por qué hacer un colegio dentro de otro?

En el curso 2016-2017, la Universidad de Guantánamo ante la necesidad de egresados de las ciencias Matemáticas, Física, Química y Biología para nutrir a la sociedad creó un proyecto novedoso para su tiempo: el Colegio Universitario (CU). La idea era buscar talentos para formarlos como profesionales de esas especialidades, quienes estaban a punto de desaparecer y sin embargo eran imprescindibles para el desarrollo de la provincia, destáquese entre ellas, las pedagógicas y agropecuarias.

Carlos Beltrán Pozo, Doctor en Ciencias Pedagógicas y jefe del Departamento de Matemáticas y Matemática aplicada en la UG, explica a Venceremos la importancia de la iniciativa, que va en correspondencia con las demandas de progreso de la localidad.

“La Licenciatura en Matemáticas, por ejemplo, es una especialidad poco atractiva para la mayoría de los jóvenes, y a través del Colegio Universitario se ha incrementado la matrícula, incluso de los 15 estudiantes que iniciarán el curso actual hay talentos del IPVCE, que antes ni valoraban la posibilidad de educar como un proyecto de vida”, destaca el doctor Beltrán Pozo.

Señala, entre las ventajas del Colegio, que consolida en los jóvenes la vocación y motivación hacia las especialidades con poca demanda, ello asegura el éxito en la formación de nuevos profesionales, de ahí la importancia en mantener la integración y el acercamiento entre los preuniversitarios, y la Universidad.

colegio universitario3“Entre las ventajas de esta novedosa modalidad de estudio está el ingreso a la Educación Superior sin presentarse a los exámenes de ingreso”, considera Livia Liz Núñez.

Por su parte, el licenciado en Ciencias Exactas, Rafael Osvaldo Paredes Pupo, quien imparte el curso propedéutico a los futuros matemáticos, asegura sentirse complacido por contribuir al rescate de una profesión tan noble y valiosa como es la del maestro y más aún en la asignatura de Matemáticas, “el cuco de todos”, dice y ríe.

“Aquí contribuimos a multiplicar profesiones, con una atención especial, personalizada y esmerada con los futuros profes. Velamos por su crecimiento personal, espiritual y claro profesional, pero lo mejor es que tienen algo sumamente importante: los deseos de enseñar Matemáticas”, asegura.

Un idea estratégica

El Colegio Universitario tributa a satisfacer la demanda de profesores en 17 carreras deficitarias en el territorio, precisa Arriane Ortega Vega, decana en la Facultad de Ciencias de la Educación y responsable de esta modalidad de estudio en la Casa de Altos Estudios.

“Este es un proceso que no solo implica a la Universidad, sino a la Dirección provincial de Educación y al personal de 19 preuniversitarios en la provincia, incluido el IPVC José Maceo. Además, mantenemos estrechos vínculos con las entidades y organismos que emplearán a los profesionales en el futuro”, detalla la Doctora en Ciencias Pedagógicas.

Apunta que lo primero que deben tener quienes aspiran a integrar el Colegio es vocación por la carrera, y una vez aprobado el 12 grado, a través de un plan de plazas especial se les otorga el derecho a la universidad e inician el curso propedéutico.

“En este primer momento se imparten importantes contenidos, entre ellos la introducción a la especialidad, conocimientos curriculares, planes de estudio, e incluso participan en las actividades laborales, asegurando de esta forma que vean en la práctica el impacto positivo de la carrera que escogieron, ello motiva mucho y ayuda a la adaptación al ambiente universitario”, expone Ortega Vega.

Antes del azote de la COVID-19, los estudiantes terminaban el duodécimo grado en la Universidad, ahora esta posibilidad está limitada, y se mantienen en los preuniversitarios locales, a excepción de los del municipio de Guantánamo, que sí están en la Casa de Ciencia y Progreso, agrega.

“El número de los interesados en el Colegio ha ido creciendo. En los primeros años eran de 100 a 200 educandos, y ya vamos por el orden de los 700. Incluso, la ventaja es que los estudiantes desde el onceno grado inician el vínculo con la Universidad, lo que permite mejor preparación, reafirmación profesional y formación vocacional”, significa la pedagoga.

Carreras como Educación Primaria, Especial, Licenciatura en Matemáticas, Física, y en especialidades técnicas como Agropecuaria, Mecanización, Mecánica, Economía… antes apenas abrían por falta de matrícula, hoy ya hay cantidad de muchachos y muchachas interesados en ellas. Los suficientes para garantizar el relevo de los profesionales en estas áreas. Por eso decimos que el Colegio llegó para quedarse, los logros lo demuestran y en la UG defenderemos siempre esta vía como otra posibilidad de ingreso a la Educación Superior”, concluye.

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