Guillermo: “el delegado no puede cargar mentiras en su mochila”.
La Carta Magna de la República de Cuba, en su artículo 193, avala el cumplimento por parte de los delegados del Poder Popular, del mandato que les han conferido sus electores, en interés de toda la comunidad, para lo cual deberán compartir estas funciones, con sus responsabilidades y tareas habituales.
A sus 55 años de edad, Guillermo Díaz Torres, jubilado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias desde 1986, siente el inmenso placer de llevar de las manos la honrosa labor de ser delegado de la Circunscripción número 3 de la comunidad Villa Toa y presidente de este Consejo Popular.
Díaz Torres sigue el ejemplo que le dieran en vida su padre y su abuelo –quienes también fueron delegados-, por lo que desde pequeño tuvo la inclinación de ejercer esta ocupación que realiza hace 20 años.
Asegura que cuando lo eligen por primera vez decide enfrentar el reto porque, -modestia aparte- se considera un compañero responsable, comprometido, abierto al diálogo, promotor de proyectos, gestor de inquietudes, para la solución de problemas en aras de mejorar la comunidad. Y así lo confirman sus electores.
¿Cuán importante es para usted que el pueblo tenga la confianza de que sus problemas serán atendidos?
Ciertamente eso es algo magnífico, que el pueblo tenga la confianza absoluta en mí y más ahora que recientemente fui reelecto como delegado de la circunscripción y ratificado como Presidente del Consejo Popular, lo que me da motivación para continuar trabajando con apego a los electores, como realmente se merecen. A nuestra población hay que atenderla, nunca decirle ¡NO SE PUEDE! Siempre hacer la gestión para lo que no se puede hacer, tratar de aplicarle el mayor esfuerzo posible.
Fruto de la gestión del delegado se inauguró una farmacia en el reparto Villa Toa, en noviembre de 2022, viejo reclamo popular.
¿Cómo es su relación con los electores?
El vínculo con los electores es muy importante, hay que mantenerlos informados a través de las estructuras con la que cuenta la comunidad. Nuestro país está bloqueado, y eso agudiza y genera problemas económicos.
En tales circunstancias hay que ser más diligentes en la tramitación de los problemas de la gente y no solo encarar los planteamientos en las rendiciones de cuenta, también por despacho, lo establece la Ley 132, la cual suscribe que el despacho de los delegados está permanente en las calles, en la casa, en una bodega, en un centro recreativo.
Por lo tanto, nosotros respondemos al llamado del pueblo en cualquier momento, en cualquier lugar.
¿Cómo viabiliza la solución de los problemas de la comunidad?
Yo soy de los que digo que no puedo llegar a mi hogar sin antes recorrer la circunscripción, sin haber pasado por la farmacia para verificar la forma en que se vendieron los medicamentos de máxima demanda y los controlados por tarjetón, sin llegar a la bodega e intercambiar con los bodegueros para verificar como marcha la venta de los recursos de la canasta básica y cómo orientan a la población en torno a los productos que tienen fecha de vencimiento para que todos los consumidores lo reciban en tiempo.
Hoy tenemos problemas con el combustible, el transporte, por lo que en ocasiones existe demora en la llegada de los productos de primera necesidad, es el caso del arroz, el aceite, el café, el aseo, entre otros, y esta es una información que el pueblo necesita conocer. Mientras al pueblo usted lo tenga informado son menos las dificultades que se crean, por eso el vínculo estrecho con la población y con los factores de la comunidad son premisas en el accionar del delegado.
¿Cuán difícil es para usted esa tarea?
Primeramente un delegado debe hacerse respetar, el delegado no puede cargar en su mochila mentiras, cuando digo en su mochila me refiero al trabajo que la población está pidiendo que se resuelva y no se puede vincular la mentira con el trabajo que desarrolla un representante de la sociedad. Digo esto porque los que desempeñamos esta misión conocemos a la perfección todos los problemas que tienen los organismos del área.
Guillermo sostiene el criterio de que mientras el pueblo tenga la seguridad de que la Revolución avanza con el quehacer de cada cubano hay garantía de seguir impulsando la economía y vencer.