mlc imagenEl virus se extiende. Sigiloso pero perceptible. Una, dos, tres, de a poco al principio y luego de dos en dos, tres de un "palo", y así hasta que las tiendas que todavía quedan en MLC en Guantánamo pueden contarse, holgadamente, con los dedos de una mano.

Algunos vieron los primeros síntomas con las tarjetas "nuevas", sobre todo la Clásica que podía comprar combustible, en dólares, pero sin colas ni sustos: Visionarios. Atentos. Con buena memoria.

Luego, llegó la novedad de Primera y 70, en La Habana, y casi enseguida el patrón ya visto cuando la muerte anunciada del CUC: desabastecimiento evidente en las redes en MLC y apertura de comercios relativamente surtidos donde se podía pagar en dólares verdes y con las novedosas tarjetas.

El mercado cambiario informal, siempre a la viva, cogió la seña rápido y plantó un abismo infranqueable entre la "convertible" y las divisas reales.

La transición, en realidad, ha ocurrido bien rápido y con patrones definidos. Productos no perecederos rebajados de precio y, un buen día, puertas cerradas con aires de renovación cosmética y un cartel de mantenimiento de cara al público.

Puertas adentro de las tiendas en metamorfosis, los tenderos confirman lo que nadie ha querido decir en voz alta -ni preguntar, ya que estamos- en los canales oficiales: se vende todo lo vendible y luego las tiendas pasan a vender exclusivamente en dólares.

Lo que ha quedado para los que guardaron ahorros en esa moneda virtual y quienes, por una razón y otra, siguen recibiendo MLC como pago, es la incertidumbre, un sentimiento de indefensión y algunas ofertas de baja demanda que la gente, quizás para no perderlo todo, compra a la carrera y al por mayor.

Es, hoy por hoy, uno de los temas más candentes de la calle, "lo que suena" aunque no haya ecos más arriba, y hagan silencio, en general, los que deberían terminar de aplicar la comunicación social como un pilar de gobierno y, para decirlo más simplemente, explicarle al pueblo, en tiempo y forma, los procesos que los (nos) afectan, en pasado, presente o futuro.

Porque nos afectan.

El único pronunciamiento del que tengo noticias es todo un fenómeno de la comunicación: recientemente, el Banco Central de Cuba salió a desmentir un rumor sobre la muerte -más anunciada que súbita- del MLC que empezó a rodar tras un mantenimiento de la principal plataforma de pago en el país.

La entidad bancaria negó, simplemente, que el MLC fuera a desaparecer, explicó que los mantenimientos eran algo normal y llamó a sus clientes a informarse por los canales oficiales, como es debido. Y es cierto pero, ¿podemos juzgar al pueblo por creer en un rumor, si no existe, porque no le generan, información clara y oportuna?

Se perdió, de paso, la oportunidad de decir la verdad y hacerlo a tiempo: algo que no cambia el hecho terrible de que en tres décadas creamos el cuc, lo matamos, permitimos dólares, dejamos de recibirlos en los bancos y ahora lo preferimos otra vez; y hace menos de un lustro, adoptamos al MLC como moneda virtual equiparable al dólar y ahora nos preparamos para darle la extremaunción, mientras inauguramos nuevas tarjetas y todo lo que ya se sabe, con una devaluación cada vez más profunda del peso cubano.

A estas alturas, frente a lo inevitable, solo queda la pregunta de qué pasará cuando, uno de estos días, le quiten el soporte vital y terminen de declarar la muerte del comatoso MLC: ¿Qué explicación -tardía, como siempre- tendremos esta vez?

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