Base Naval Guantanamo Foto PL

La historia de la base naval en la bahía guantanamera está estrechamente vinculada a las viejas pretensiones de los círculos de poder estadounidenses de apoderarse de Cuba y de lograr el control en Centroamérica y el Caribe, como parte de su estrategia geopolítica.

 

Desde 1886 ya la Junta Nacional para la Defensa Costera del país norteño, había expresado la necesidad de proteger centros estratégicos comerciales, la creación de bases navales carboneras y el control de puertos estratégicos y pasos marítimos.

 

En 1896 la Plataforma Republicana explicitaba la política de expansión hacía el Pacífico y el Atlántico, unido a ello aparecieron publicaciones sobre supuestas amenazas de las Islas del Caribe.

 

Con la definición de construir el canal interoceánico en Panamá, pasó a ser una prioridad para el país norteño habilitar bases navales en Cuba y específicamente en Guantánamo.

 

Son estas las razones de la Septima Cláusula de la conocida Enmienda Platt y que una vez instaurada la República, la total retirada de las fuerzas de ocupación estuviera subordinada a la instauración de las bases navales, en cuatro bahías: Guantánamo, Nipe, Cienfuegos y Bahía Honda.

 

Por ejemplo, en agosto de 1902, tropas regulares de EE.UU desembarcaron en Santiago de Cuba, donde aún quedaban restos de las fuerzas de ocupación; la retirada de estas, tuvo que ser negociada directamente por el presidente Tomás Estrada Palma, con el presidente Teodore Roossevelt, quien respondió, en octubre de 1902, que las tropas no se retirarían, sino para ir hacia las estaciones navales.

 

Conociendo cómo nace la República y la posición pro-norteamericana del presidente Estrada Palma, llama la atención que el cumplimiento de esta cláusula generó un controvertido intercambio diplomático entre el gobierno cubano y el de los EE.UU, que llevó a contactos, intercambios de notas y de correspondencias, entre el 22 de octubre del 1902 y el 24 de octubre de 1903, en los que EE.UU ejerció presiones y exigencias al gobierno de la Isla para que apresurara la entrega de tierras para estaciones carboneras navales; y por la parte cubana, resistencias a cumplir, tal cual ellos demandaban.

 

Al respecto se produjo un verdadero rejuego político en relación con: las bases navales, el tratado comercial entre ambos países y el tratado sobre la soberanía de Isla de Pinos; en el que, indudablemente, los EE.UU sacaron la mejor parte, por la condición de ser Cuba una neocolonia.

 

La posición del gobierno de Estrada Palma, en este contexto político, estuvo influida, indudablemente, por el fuerte sentimiento independentista del pueblo, después de 30 años de lucha, la posición de rechazo de éste a la instauración de carboneras en la Isla y por la actitud de algunos integrantes del gobierno para que se dañara lo menos posible el sentimiento y patriotismo de los cubanos.  

 

El 11 de diciembre de 1902 se firma el Tratado de Reciprocidad Comercial, y a partir de ahí todas las presiones de los EE.UU se concentraron en la firma del tratado sobre bases navales y carboneras. El 18 de este mes el gobierno cubano recibe el proyecto de convenio, en el que se incluyen los cuatro puntos del territorio nacional antes señalados, pero se limitarían primero a dos y que, por el momento, sólo deseaban ocupar Guantánamo (recordar que ya tenían la bahía guantanamera tomada militarmente desde 1898).

 

Finalmente se produjo la firma, por ambos gobiernos, del Convenio de 16-23 de Febrero de 1903, para "Arrendar a los Estados Unidos (bajo las condiciones que habrán de convenirse por los dos gobiernos) tierras en Cuba para estaciones Carboneras y Navales, en dos puntos Guantánamo y Bahía Honda, sobre la base de arriendo por el tiempo que la necesitaran", se reconoce la soberanía definitiva de Cuba sobre las aguas y tierras, pero los EE.UU ejercerían jurisdicción y señorío completo sobre dichas áreas durante el tiempo que lo ocuparan.

 

Con ello se completaba la usurpación; sólo quedaba el convenio para los términos del arrendamiento (2 de julio de 1903), realizar las confiscaciones necesarias para estos fines y el traspaso oficial (10 de diciembre de 1903).

 

El pueblo guantanamero expresó repulsa y dolor por la pérdida de su bahía. Muestra de ello fue lo publicado en la prensa local, que catalogó el acto como la amputación de un nervio de nuestra patria que la rapacidad del fuerte (…), de ese heliogábalo del norte nos arranca con el anestésico de una intervención humanitaria.

 

Ese mismo día 600 marines llegaron a la ciudad de Guantánamo, comenzando a escribir una triste historia, para esta localidad y Caimanera.

 

Ahí se mantienen hace 120 años de forma ilegal y en contra de la voluntad del gobierno y pueblo cubanos, constituyendo una afrenta a la soberanía nacional; su no retirada obedece a un acto de prepotencia y fuerza, y en ocasiones ha sido utilizada como una avanzada en propio territorio cubano de la grosera provocación imperialista. Nadie puede negar a su legítimo dueño lo que le corresponde, no hay otra solución, ya que es un derecho justo e irrenunciable.

 

¡A su debido tiempo y más temprano que tarde, Cuba recuperará su Bahía!

 

*Vicepresidenta primera de la Filial de la Unión de Historiadores de Cuba, en Guantánamo. Profesora Auxiliar y Consultante de la Universidad de Guantánamo. Master en Estudios Cubanos y del Caribe.

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