Carmen Sugrayes

A Carmen Sugranyes Ramos, presidenta de la Unión de Juristas de Cuba en Guantánamo y fiscal provincial, más de una vez la he escuchado referirse al Proyecto del Código de las Familias como un texto inclusivo, adelantado, de afectos y sumas, un código de la igualdad y de la justicia. 

Ella lo entiende y lo explica. “Porque no podemos rebatir, la consulta popular no es un debate, es un escenario donde las personas se expresan libremente y todas las opiniones cuentan…, pero los juristas sí debemos explicar, ir más allá de lo técnico”, dice.

Es la idea de esta entrevista.

¿Cree que la sociedad cubana necesita un Código como este?

Sí, así de simple. Las familias han ido evolucionando, en lo económico, en lo social, hay avances en las ciencias, en la tecnología…, todo cambia en el tiempo, y el código vigente tiene casi medio siglo.

En su época, fue de los primeros en reconocer la igualdad entre hombres y mujeres, y de todos los hijos, fue un adelantado en aquel contexto; pero responde a un ideal de familia tradicional que no es el de hoy.

Hay temas “estrellas”, que no faltan en las consultas, mientras otros ni se tocan, aunque son medulares…

No es secreto para nadie que los asuntos más tratados son el matrimonio igualitario, la adopción, la gestación solidaria y el concepto de la responsabilidad parental, y está bien que sean importantes para las personas, pero no es lo único relevante.

Existe un título entero contra cualquier tipo de discriminación y de violencia, y eso debe importarnos porque, aunque no vivimos en una sociedad de las más violentas del mundo, sí hay manifestaciones de esta en el entorno intrafamiliar, sobre todo contra las mujeres y los niños.

El Código en proyecto se enfrenta la violencia desde todas las instituciones. En un proceso de guarda y cuidado, por ejemplo, un padre violento no tendrá oportunidad, como tampoco tendrá derechos a herencia un hijo que en algún momento dañó a sus padres.

Otro aporte que muchas veces se pasa por alto en las reuniones barriales son las disposiciones para que los adultos mayores o en situación de discapacidad vean respetadas su autonomía y su posibilidad de insertarse a la sociedad.

Se elimina la tutela sobre estas personas y en su lugar se dispone de un personal de apoyo que debe asistirlos y orientarlos, y esto es importante, porque el anciano debe tener voz… Hoy vemos a familias que los mueven, los ponen en el último cuarto, les quitan sus espacios.

Para las mujeres, ahora que celebramos el 8 de Marzo, es muy importante la posibilidad de que se reconozca el trabajo doméstico y que, ante una separación, se le recompense por este. Eso es justo. ¿Cuántas veces, una ama de casa se ha tenido que quedar sin nada porque, supuestamente, no trabaja?

Usted habla de justicia. Y sabemos que lo que las personas entienden como justo, no siempre tiene un respaldo legal. ¿Cuánto acerca este Código la norma jurídica a ese ideal?

La vida siempre es más rica que cualquier norma, pero sin dudas sería un buen avance. Hoy, los operadores del derecho vemos muchos casos que no tienen respuestas en el Código vigente.

Hasta ahora, por ejemplo, no puede hacerse mucho ante una persona que desplaza, maltrata o despoja a un familiar que, en un acto de amor y altruismo, le donó su casa. Eso se rectifica en el nuevo proyecto, que propone cambios en el Código civil para que las donaciones puedan revocarse.

Encontrarán justicia, también, los cuidadores que asisten a personas mayores u otras con la idea de que estas les transmitan determinados bienes, casi siempre viviendas. Ese arreglo, que hoy se hace de manera informal y muchas veces es revocado, se legalizaría por medio de un contrato de asistencia.

Otro aspecto destacado en entornos jurídicos, es la posibilidad de resolver conflictos de maneras alternativas, fuera de los tribunales. ¿Cuánto beneficia al sistema judicial, y a las familias?

La idea es mantener la paz, la armonía entre las familias. Hay muchos procesos de guarda, cuidado, pensiones, sobre todo relacionados con menores, por ejemplo, que podrían resolverse a través de la mediación.

Eso descongestionará nuestras salas, pero también evitará conflictos, complicaciones, daños a las relaciones familiares. Esta propuesta está en consonancia con las tendencias del derecho moderno.

La propuesta de la responsabilidad parental es una de las que más polémicas ha encontrado… ¿En qué medida supera, cambia el concepto de patria potestad?

Esto se ha dicho mucho, pero es bueno repetirlo. La patria potestad es un concepto que viene del derecho romano y literalmente define el poder del padre sobre la mujer y sus hijos, el poder sobre su vida e, incluso, su muerte.

La Convención de Derechos del Niño propone la responsabilidad parental, que corresponde no solo al padre, sino a la madre y a otros parientes, de modo que amplía el concepto y las facultades sobre los menores de edad.

¿Qué cambia? Los niños deben ser escuchados, porque son sujetos y no objetos, y puede ejercer sus derechos de acuerdo a su madurez mental y física, que es lo que se conoce como autonomía progresiva.

Es como yo crié a mis hijas, y como crían a sus hijos muchas familias. No harán lo que quieran, como uno escucha por ahí, ni dejaremos de formarlos, pero lo haremos de una manera más positiva, por medio del convencimiento, respetando su dignidad e integridad, sin humillaciones.

La ampliación de esa responsabilidad a otros parientes, por otra parte, responde a la realidad migratoria del país. Los padres podrían delegar la titularidad de la responsabilidad parental en otro pariente, previa autorización del tribunal.

Hay muchas personas que ven con suspicacia ese supuesto exceso de protección para los niños y niñas ¿Cómo lo percibe, desde su posición como fiscal del departamento de protección a la familia?

Se necesita. Uno asume el amor y el cuidado que debe tener una familia con sus menores, pero en la práctica hemos visto excesos de violencia en menores de edad que han provocado daños físicos, psicológicos e, incluso, la muerte.

Se han reportado madres o padres que abusan de sus descendientes, que los privan de alimentos, los dejan solos, los descuidan. Todas estas actitudes ya eran penadas por la ley, pero en este nuevo código se ratifican y amplían.

Ha presidido, junto a las autoridades electorales de la circunscripción, varias reuniones de consulta popular ¿Cómo ve este proceso?

Creo que los electores deben participar más. Asistir a las reuniones y aportar opiniones, sobre todo los jóvenes porque este es un Código para ellos; y estudiar la norma, entenderla, pues hay mucho desconocimiento.

Hay quien dice no estar de acuerdo, y al escuchar el contenido, cambia de opinión. También hay muchas opiniones impresas, y eso está bien, el problema es cuando te das cuenta de que todas dicen exactamente lo mismo: A pesar de eso, aclaro, todas se incluyen.

No digo que todos deban estar de acuerdo. Si apostamos por una familia diversa, también debemos aceptar opiniones divergentes, pero este proceso necesita criterios informados, independientemente de si son a favor o en contra.

¿Se siente complacida, como madre y abuela, con el Código que se propone?

Este un Código de las alternativas, de las opciones, que protege el proyecto de vida que las personas escojan, según el mandato constitucional que dice que todos somos iguales ante la ley, y por tanto tenemos derecho a una familia, a la felicidad, a la protección, al afecto, al respeto. ¿Puedo pedir más?

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