Redi ñameroUna maravilla de finca, probablemente la mejor de la provincia dedicada al cultivo de ñame, se yergue vistosa, imponente por su cultura y productividad, en La Ceiba de Vertientes, en el municipio de Maisí.

En ese sitio del extremo oriente cubano el productor Redi Gaínza Guilarte ha creado, con la joya que constituye su finca, un verdadero monumento a esa planta herbácea comestible del género dioscorea, originaria y común de las regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo.

En 4.5 hectáreas sembradas del tubérculo él cosecha por año algo más de 50 toneladas, todas de la variedad amarillo, muy apetecida en la provincia por su consistencia, sabor y valor alimenticio.

Cuenta Redi que desde que recibió la tierra en usufructo, hace un lustro, optó por sembrarla de ñame como cultivo principal, pues conocía el comportamiento de esta vianda en los suelos de Maisí, que son ferralíticos rojos, óptimos para ese renglón por su fertilidad, soltura y buen drenaje.  

“Otra razón -afirma- estuvo en el hecho de que ese tubérculo demanda menos fertilizante, sobre todo si se compara con la malanga. Aunque yo, no te miento, hago cuanto legalmente sea posible para abonar mis tierras y mantenerlas limpias”.

De mediana estatura y hablar suave, este padre de cuatro hijos todavía lamenta los estragos ocasionados a su finca por el huracán Oscar, que azotó a Maisí, Baracoa, Imías y San Antonio del Sur, en octubre del pasado año.

“Imagínate, periodista, que la ñamera estaba en pleno crecimiento y el ciclón la destrozó en su totalidad, quemando todo su follaje y frenando el desarrollo del tubérculo. En alrededor de un millón de pesos estimé mis pérdidas”.

¿Y no aseguraste la cosecha?

Ese fue mi error, que como ahora sabes pagué caro. Solo coseché alrededor de 250 quintales (unas 11 toneladas), dice contrariado el curtido labriego.

¿Por qué la preferencia maisiense y suya por sembrar el ñame amarillo (dioscorea cayenensis), conocido popularmente en la provincia como amarillo-blanco, cuando en el mundo existen alrededor de 180 variedades?

“Ah, porque es el tipo que mejor comportamiento tiene en esta zona”, responde con seguridad para afirmar seguidamente que su vocación por ese cultivo le viene de su abuelo y de su padre, quienes también fueron campesinos destacados, aunque la preferencia de ellos estuvo en la producción de café.

Explica Gaínza Guilarte que en sus primeros años como campesino se dedicó a la siembra de malanga, renglón del que desistió por el ñame, pues este último, además de lo antes expuesto, al desarrollarse con un marco de siembra mayor (2 metros entre carreras y un metro entre surcos) y sembrarse por hilera, posibilita una mejor atención agrotécnica.

Redi recibió en usufructo 6 hectáreas, en las cuales, además de ñame como cultivo principal, siembra en pequeñas parcelas piña y caña deliciosas, yuca y plátano.

¿Quién te apoya en el trabajo de la finca?

“¡Oh, eso sí que está difícil! Mi mayor apoyo es una mochila en el hombro. Los trabajadores están escasos, prácticamente aquí no aparece fuerza. Tal vez porque los que pueden trabajar la tierra tienen otras maneras de hacer su vida.

“A veces aparece uno en la semana, o con suerte dos. Pero casi todo lo hago solo. Lo inverso de las cosechas, cuando sí vienen más, pues garantizan un poco de vianda, además del pago, desde luego”.

¿Debe ser duro cosechar ñame?

“Aquí en Maisí, no es duro, pues gracias al tipo de tierra se hace con machete y no con pico. Se les cortan las raíces al ñame y se remueve un poco la tierra y se hala el fruto fuerte hacia arriba (como se hace con la yuca) y sale sin mucho esfuerzo físico. No es como en otros lugares en que hay que excavar un hueco, a veces ancho y profundo para sacar el producto”.

¿Una planta qué cosecha te da como promedio?

“Cuando tiene fertilizante entre 15 y 20 libras por mata. Sin abono cinco o seis libras. El tipo de suelo es vital para el desarrollo de esta vianda, y sobre todo de esta variedad amarillo. Conozco de muchos casos en otras partes de la provincia en que las siembras no han rendido nada, solo follaje, porque la tierra no es idónea”, diserta.

También conocido en otras partes del mundo como yam, ame, yame, yami, ñamera, ñangate, taro, aro… al ñame se le reconocen valiosos aportes nutricionales: es fuente importante de carbohidratos, rico en vitaminas y sales minerales (contiene tiamina, riboflavina, ácido ascórbico, leucina, entre otras vitaminas) y aporta buena cantidad de potasio, fibra y antioxidantes. Expertos en nutrición aseguran que es un alimento energético, idóneo para personas que realizan una alta actividad física.

La mayor producción de esta vianda se localiza en África Occidental, siendo Nigeria, por mucho, el mayor productor mundial, con una cosecha que representa entre el 70 y 76 por ciento de la universal. En el caso del ñame amarillo debe su nombre a su alta concentración de carotenoides.

Esos y otros datos los intercambiamos brevemente con Redi, paradigma actual de la producción de ñame en Maisí, un campesino de toda la vida, como el mismo asegura, que solo pide le vendan un poquito de combustible al mes para hacer sostenibles sus cosechas. “Me conformo con 20 litros para poder mover mis dos tractores”, balbucea con voz disminuida y la humildad propia de los maisienses.

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