Guantánamo tiene más de 482 mil consumidores.
Defender la canasta básica familiar normada como fuente nutricional para los cubanos es tarea de primer orden para la dirección del país, en tiempos cuando más golpean las carencias y peor se sienten los efectos y restricciones del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba.
Cada vez resulta más complejo adquirir en mercados internacionales los insumos alimenticios, no alimenticios y, más aún, los combustibles para la mayor de las Antillas, sin embargo, mensualmente se trata de situar hasta en la más distante de las bodegas el arroz, el azúcar, el aceite, los granos, el cafetín, la sal (según la rotación establecida), entre otros surtidos que respaldan directa o indirectamente el plato sobre la mesa de la ciudadanía.
De 2022 a 2023 la llegada de esos productos ha sido muy inestable, y Guantánamo no ha estado ajeno a ello. Precisamente para desentrañar las dificultades que afectan la distribución de la canasta, conocer su estado actual y las alternativas para preservarla Venceremos dialogó con Ángel de la Cruz Vaquero, director comercial de la Empresa Mayorista de Productos Alimenticios y otros bienes de consumo, responsable en parte de esa tarea.
Ángel de la Cruz Vaquero, director comercial de la Empresa Mayorista de Productos Alimenticios y otros bienes de consumo.
Una cadena de eslabones múltiples y complejos
La Mayorista es de las máximas encargadas de acopiar surtidos de la canasta básica y velar por su distribución. Controla al dedillo el arribo de cada tonelada y sus destinos, más como entidad, constituye un eslabón intermedio de la cadena que incluye a otros actores: los suministradores y transportistas.
De la Cruz precisa que la mayoría de los productos de la canasta (que incluye arroz, granos, aceite, azúcar refino y crudo, sal, pollo, café…) hoy se importan. De ahí que la reducción de la actividad portuaria como rezago de la pandemia de la COVID-19 y la persecución de EE. UU. contra los cubanos ha provocado el arribo tardío aquí de los buques que transportan esos insumos.
“Súmesele a eso, que al llegar la carga al puerto de Santiago de Cuba, la mayoría de las provincias orientales están allí, listas para extraer sus cuotas, al mismo tiempo que Guantánamo. Las operaciones llegan a colapsar por la alta demanda desde Holguín, Granma y la propia Ciudad Héroe, todo ello implica tiempo perdido, pero también reajustes en la cantidad de alimentos a distribuir, para que puedan alcanzar para todos los que acuden.
“Ese es el caso de productos importados como el arroz, pero también hay afectaciones en los suministradores internos, precisamente por el déficit de materias primas y la obsolescencia tecnológica de las industrias, por ejemplo, en Guantánamo el aseguramiento del azúcar depende del único central, el Argeo Martínez, que como bien sabemos pasa por uno de sus peores momentos, se necesita más caña y no hay para recuperar su record histórico.
“Argeo garantiza el azúcar parda, porque la blanca proviene del central Mella, de Santiago de Cuba, o más bien provenía, pero hasta la fecha este no ha refinado, de ahí que a excepción de unas libras que obtuvimos importadas de Brasil, se haya decidido completar con azúcar crudo los faltantes de la refino. Hoy se ‘maneja’ la posibilidad de buscar más en Las Tunas y Camagüey”.
Otra dificultad que afecta el programa de la canasta básica es su traslado, refiere el directivo de la Mayorista, pues la carga y descarga de los alimentos u otros bienes depende de la Dirección del Transporte en la provincia.
“Para traer los recursos a nuestra tierra se utilizan tres vías fundamentales: mar, tren y carretera, con sus ventajas y desventajas.
“Por mar, se usa la patana, que tiene un alto nivel de explotación, pero economiza tiempo y tiene capacidad para llevar unas 300 toneladas (t) al puerto de Boquerón. Ahora, usar ese medio implica someterlo siempre a una exhaustiva revisión técnica antes de cargarlo y, de camino a la provincia, informar cada embarque a las autoridades de la Base naval de Guantánamo (y esperar su respuesta), pues el embarcadero tiene de intermedio el enclave.
“También hay que evaluar las condiciones del tiempo, porque no podemos darnos el lujo de perder toneladas de alimentos costosamente importados.
El café ha tenido dificultades con la producción y distribución.
“En el caso del tren, tenemos seis casillas de 60 t, todas muy estropeadas; pese a las innovaciones para recuperarlas, a veces nos topamos con mercancías, cuyos bultos están averiados por los roces con los laterales o el piso de esos armatostes. También sucede que la provincia carece de locomotora para el trasiego.
“En ocasiones, tenemos las casillas llenas y no podemos traerlas por falta de la máquina, y solo en tiempo de zafra se nos asigna una exclusiva.
“Por eso, el medio más explotado es el automotor, que no solo se encarga de recoger los alimentos, sino también de su distribución hasta los más distantes parajes, y que incluye carros especializados para productos como el aceite; precisamente, con este último ha pasado que el camión al llevarlo a sitios serranos como Santa Catalina, en Manuel Tames, se ha roto y, en espera de soluciones, pasan hasta tres días, porque el parque de equipos está malogrado.
Ante esas condiciones objetivas, que no son nuevas ni exclusivas de las entidades involucradas en la distribución de la canasta básica, en la provincia se han adoptado alternativas y prioridades en función de proteger el programa.
De la Cruz detalla que, lo primero, es priorizar aquellas zonas de más difícil acceso, en Baracoa, Maisí, Yateras, El Salvador… cuanto más lejos esté la bodega, mayor es la garantía de recibir los insumos.
“Ese ha sido el modus operandi desde el mes de julio de 2022, que comenzó el desfase con esa tarea. Como todos los productos no llegan al mismo tiempo, ni la cantidad que debería para satisfacer a los más de 482 mil comensales que tiene la provincia, la distribución es fraccionada y, si antes el guantanamero recibía el día primero de cada mes sus siete libras de arroz, ahora iniciamos con dos y luego en el mes se completa.
“Con todos los productos pasa similar. La idea de que a principios de mes tendremos todo en la bodega, por el momento no es sostenible -asevera el directivo-, solo está la certeza de que se entregará lo establecido para cada periodo”.
La política de distribución de la canasta básica prevé entregar en el mes la mayoría de los productos.
Perspectivas de la canasta de abril y mayo de 2023
La provincia, a partir de las orientaciones de la máxima dirección del país y la disponibilidad de recursos en el territorio, organiza cada mes la política de distribución de la canasta básica familiar normada que es controlada semanalmente desde el Gobierno con los actores implicados.
“Es una prioridad cumplir con esa misión, aunque ciertamente estamos lejos de lograrlo con la calidad que quisiéramos” -apunta De la Cruz Vaquero, quien durante la entrevista monitoreaba el completamiento de los insumos correspondientes a abril y chequeaba los de mayo.
“Del cuarto mes del año falta el café -recuerda-, la pretensión es entregarlo en mayo, aunque no en todos lados al mismo tiempo. Del aceite tenemos seguro el destinado al consumo social (Educación, Salud, Deportes), pero se espera que, a finales de este mes, llegue el suministro para el resto del territorio.
“Las dietas especiales y los módulos para personas con bajo peso ya concluyen su entrega con los inventarios existentes, y aún esperamos los quesos especiales, refrescos, pastas aproteicas… desde La Habana para quienes tienen enfermedades de baja prevalencia. Hay pacientes que requieren hasta 28 productos distintos y se los aseguramos como parte de su canasta básica.
“Para mayo, en todo el territorio se prevé comenzar la venta de 10 onzas de frijoles y la misma cantidad de chícharos, además de dos de azúcar y dos de arroz, aunque de este último, excepcionalmente, y, por afectaciones en el transporte o la llegada tardía del producto, podría darse en algunos sitios una libra per cápita.
“En el caso de la compota, cuya distribución se desfasó por la falta de envases y ahora por la reducida materia prima, se iniciará la segunda distribución (de 10 que se hacen anualmente). La sal (con cuatro entregas de forma trimestral) y la carne en conserva (para la montaña) están garantizadas y, al menos, hasta mayo tenemos tiempo para llevar la segunda vuelta.
“Durante abril se ganó en la estabilidad de la leche, pues se distribuyó para los niños de cero a dos años y de dos a seis (estos últimos con garantía hasta el 30 de abril). La meta es continuar el ciclo sin acumular deudas.
“Como complemento a la dieta nutricional de embarazadas, personas vulnerables (listadas por la Dirección provincial de Trabajo y Seguridad Social) y con bajo peso se prevé, igualmente, para mayo avanzar en la entrega del segundo módulo de arroz (2 kg), pastas (2 kg), leguminosa (2 kg) y dos sardinas (170 g), que se atrasó en espera del completamiento de los suministros.
“Adelantamos que este quinto mes será igual de complejo -reconoce Vaquero-, pero seguiremos trabajando por situar cuanto antes en las bodegas y demás unidades los recursos, uno de los más importantes y sensibles compromisos sociales de la Revolución”.
