La caricatura política en Guantánamo no es de los puntos más fuertes en la creación plástica profesional o aficionada, aunque de cuando en cuando aparece algún trabajo, que de forma meritoria, intenta valerse de las potencialidades que ofrece esa técnica para mover el pensamiento colectivo, a partir de la evocación espontánea de la risa, la ironía o el polémico doble sentido.
Ser caricaturista requiere conjugar las habilidades profesionales del trazado, con adecuadas herramientas comunicativas para llevar un mensaje cuestionador.
Por eso reconforta ver la expo Coño Trump, del veterano Leonardo Borruel Ramírez, metodólogo provincial del Sistema de Casa de Cultura, quien evidencia, que el humor gráfico guantanamero no ha muerto, sino que requiere de mejores estrategias institucionales para encaminarlo, visualizarlo e impulsarlo hacia un crecimiento íntegro, en cuanto a contenidos y formas.
Borruel asegura ser un experimentado exponente de la caricatura, y de cierta forma la nueva muestra de diez dibujos que se exhibe en el Centro provincial de Casas de Cultura, evidencia dominio técnico y conceptual.
Vale resaltar lo alternativo y simple del montaje, pues cada pieza yace colocada encima de un papel grueso para resaltar el fondo blanco de las innovaciones, gestadas en pequeño formato, a base de tinta y tempera.
Interesante además es la temática que aborda (aunque no sea novedosa) contextualizada en la pandemia del nuevo coronavirus y la política del gobierno de los EEUU ante el complejo panorama actual.
Inaugurada la semana pasada como parte de las opciones del verano Coño Trump estará en la sede del Centro de Casas de Cultura (en Martí entre Carretera y Emilio Giró) hasta el 12 de agosto. La invitación es acercarse a la propuesta y dialogar con el artista sobre dichas creaciones.